Capítulo 20

Belén nunca antes había visto a Cristian ser tan sincero. Estaba pálido, habla de forma desordenada, e incluso mostraba súplica y fragilidad cuando la miraba. La sala quedó en silencio, y el mutismo flotaba entre los dos. Cristian miraba a Belén con nostalgia, apretando los labios con nerviosismo, solo sentía que el corazón le latía a mil que parecía que fuera a salírsele del pecho. Pasó un largo rato antes de que Belén de repente sonriera. Justo cuando Cristian pensó que esa era una señal de que ella iba a ceder, ella aplastó sin piedad alguna sus esperanzas. —Cristian, yo ya he muerto una vez. —En otras palabras, si en este mundo existiera un remedio para el arrepentimiento, ya hace rato me lo habría tomado. Belén levantó la mano, su piel era delicada y suave. Pero sus ojos estaban llenos de una inmensa tristeza. —En esos tres largos años, mi mente se rompió hasta tal punto que en mis dos brazos no había un solo lugar sano, estaban cubiertos de cicatrices que dejaron mis innumerables