Capítulo 499
—No se preocupen, estoy bien —dijo Eleanor con dulzura, dándoles a los dos pequeños una palmadita tranquilizadora en los hombros. Su tono era ligero, informal, con la intención de consolarlos.
En ese momento, el teléfono fijo de la habitación de Eleanor comenzó a sonar.
Aún no tenía un número nuevo ni un teléfono móvil. Que alguien hubiera llamado al fijo fue inesperado.
Tenía que ser alguien que conociera a Susan.
—¡Mami, esa cosa hace ruido! —Los ojos redondos de la pequeña Lilly se abrieron de sorpresa y curiosidad mientras señalaba el teléfono que sonaba.
Big Leo también echó un vistazo; sus ojos negro obsidiana parpadeaban con intriga.
—Eso es un teléfono —explicó Eleanor con calma—. Permite que la gente se comunique a distancia.
Los dos niños, nacidos y criados en la Isla Flor de Peral, no estaban familiarizados con esos aparatos modernos. Eleanor tuvo que explicarles las cosas una por una, introduciéndolos con paciencia a un mundo que desconocían.
Después de la breve lección, se

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