Capítulo 20

Ya había bajado la fiebre, pero su cuerpo seguía débil, con una sensación de pesadez y falta de energía. Su cabeza estaba aturdida. —Te pedí el día libre. Quédate a descansar en casa hoy. Así como estás, no serías productiva en la oficina. —La voz de Federico sonó plana, sin dejar traslucir emoción alguna. —Gracias. —Norma se incorporó con esfuerzo y respondió en voz baja. No se había imaginado que Federico regresaría al apartamento, y mucho menos que la cuidaría mientras estaba enferma. Él la miró de reojo y soltó un bufido: —La señorita Norma y el señor Alonso no andaban muy juntitos últimamente, ¿no? Qué sorpresa que no regresaras en su auto. El tono sarcástico en sus palabras era apenas disimulado. Norma sintió de inmediato una punzada de fastidio, haciendo una mueca de disgusto: —Señor Federico, te lo he dicho muchas veces: entre el señor Alonso y yo solo hay una relación estrictamente profesional. Cómo regreso a casa es una decisión personal. —No tengo, ni tendré, ningún sentimie