Capítulo 1231
Al día siguiente, lo primero que hizo Alicia al despertar fue buscar su teléfono.
Roberto le sujetó la mano, se inclinó y le mordió suavemente la oreja. —¿No decías anoche que estabas muy cansada? ¿Por qué te levantas tan temprano?
Alicia se apartó de él, encogiendo el cuello. —Quiero ver las noticias.
—No hay prisa.
Su voz sonaba ronca y su mano, cálida sobre el cuerpo de Alicia, casi quemaba.
Alicia le sujetó la mano inquieta. —Sí tengo prisa.
Aun así, logró sacar su teléfono y quiso comprobar cómo estaba la opinión pública aquella mañana.
Roberto no tuvo más remedio que dejarla ser.
Por fin, Alicia recuperó la libertad, se giró de lado con el dispositivo en la mano, la espalda pegada al ancho pecho de Roberto, sintiendo ese calor abrasador.
Él la abrazaba fuerte por la cintura, su mano se deslizó de forma inconsciente hacia arriba, pero luego se detuvo.
Alicia, sonrojada, desbloqueó el teléfono y enseguida vio el titular del momento. [¿La que fue la primera dama de la alta sociedad,

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