Capítulo 388
Pedro le propinó una bofetada con el dorso de la mano y le recriminó: —¿Acaso no sabes a quién estás atando las manos? Ella es mi hermana, ¿comprendes, señorita García?
El conductor cerró la boca, nervioso.
Pedro azotó la puerta del auto: —Conduce, vamos al hospital.
Se tocó la cara, ya bastante inflamada.
Uf, últimamente Alicia sabía cómo luchar y defenderse.
Llegaron al hospital.
Pedro, con Alicia en brazos, entró apresurado a la habitación privada de lujo y exclamó con alegría: —Vicente, adivina a quién traje.
—¿A Alicia? ¿Por qué se desmayó?
Al ver a Alicia, la cara de Vicente se iluminó de inmediato de felicidad, aunque notó que ella aún no había despertado.
—Pedro, ¿qué le ocurrió a Alicia?
Pedro, tocando su inflamado rostro, respondió: —No fue fácil traerla.
Vicente le cedió enseguida su cama.
La examinó, haciendo mala cara hacia Pedro: —¿Cómo la trajiste aquí?
—Estábamos hablando tranquilo, s pero de repente me golpeó, me dejó inconsciente con un puñetazo. Vicente, esta mujer s

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