Capítulo 96

Casa Cisneros, al atardecer. María entra en la casa con los últimos rayos del sol. Al cruzar la puerta, observa a Pablo sentado en el sofá. Vistiendo una camisa y pantalón, con los puños remangados que dejan ver sus fuertes antebrazos. Él la mira en silencio. La luz del sol, que se filtra por la ventana, se extiende por el suelo, dividiendo el espacio en dos mundos. Un silencio abrumador reina en el ambiente. Gabriel se acerca, toma el abrigo de María con una dulzura aparente y lo cuelga. María observa el comportamiento inusual de Gabriel mientras mete una mano en el bolsillo. En realidad, Gabriel aprovecha el movimiento de colgar la ropa para hablar en voz baja. —Pronto colaboraremos con Grupo Valdeoro y nos veremos con frecuencia. Sería prudente pedir disculpas ahora para facilitar futuros encuentros. —Me niego; he dicho que no quiero tener demasiado que ver con él. Responde María, intentando marcharse. Gabriel la agarra del brazo: —¡Deja de ser caprichosa! Si simplemente pides discu