Capítulo 39

Esta vez se trataba de las prendas. Escogí cuatro o cinco conjuntos de pijamas y ropa para cambiarme, y luego comencé a empacar aquellos atuendos de alta costura de excepcional textura. Mientras lo hacía, agradecía mi buen ojo y gusto. Porque mi agudeza me había permitido descubrir muchas prendas que eran verdaderas obras maestras. Estos atuendos, además de revalorizarse, incluían ediciones limitadas y piezas de pasarela ya irrepetibles. Luego vinieron los bolsos; ni siquiera los miré, simplemente agarré los de piel de cocodrilo de Loewe que estaban en la capa superior. Me sentía satisfecha. Estas cosas, una vez vendidas, podrían sostener un estilo de vida digno por mucho tiempo. … Estaba tan absorta en el embalaje que no me percaté de cómo pasaba el tiempo. Justo cuando regresaba a la villa por sexta vez, ocupada en empacar, se oyó el sonido de un automóvil afuera. Me quedé paralizada. ¿Había regresado Víctor? Me acerqué sigilosamente a la ventana y, efectivamente, vi a Víctor bajar d