Capítulo 14

Esa noche, el asistente informó que Jacqueline se había alojado en una posada familiar junto al lago, con mucho encanto, pero de tamaño reducido. Alfredo consiguió el número de habitación y esperó frente a la puerta desde que se encendieron las primeras luces hasta que reinó el silencio nocturno. Por fin, al fondo del pasillo, se escucharon pasos y risas. Era Jacqueline, que regresaba acompañada del mismo modelo que él había visto durante el día. Parecían disfrutar de una animada conversación, el modelo lucía una sonrisa encantadora, se inclinó levemente y le susurró algo al oído, haciendo que Jacqueline soltara una carcajada y le golpeara suavemente el hombro con un gesto de evidente cercanía. Justo cuando el modelo parecía querer ir más allá e inclinaba la cabeza para besarle la frente, Alfredo no pudo contener por más tiempo la ira, la ansiedad y esa emoción desconocida llamada celos, que había acumulado durante todo el día. Irrumpió desde las sombras con paso decidido y jaló brusca