Capítulo 22

—Sinceramente la primera vez que nos vimos no fue en el bar, sino en una cena un mes antes. Asististe con Tomás, pero a mitad del evento él te dejó allí sola para invitar a bailar a la mujer que estaba a su lado. Te sentaste en el sofá bebiendo en completo silencio, mientras todos los presentes murmuraban en voz baja sobre ustedes. —Pero recordé tu nombre en el momento en que, borracha, levantaste la botella y la estrellaste contra el hombro de Tomás. El movimiento de tu brazo fue tan fuerte y decidido, las palabras con las que lo insultaste tan determinantes, que todos quedaron paralizados por tu presencia. Sin embargo, a ti no te importó nada en lo absoluto, te alzaste el vestido con mucha gracia y te marchaste con una elegancia tan natural que esa escena quedó grabada en mi memoria. —Después de un tiempo después, fui descubriendo poco a poco todo lo relacionado entre tú y Tomás. Me preguntaba con cierta curiosidad cómo una persona tan valiente e intrépida como tú podía seguir atrapa