Capítulo 56

Federico claramente quería mostrar su estatus delante de estas personas. En el pasado, Josefina solía concederle ese honor frente a los demás. Pero en aquel entonces, él aún no la había traicionado ni se había distraído con asuntos sentimentales. Ella no podía soportar verlo sufrir por el ardor del licor en el estómago, así que lo cuidaba con esmero. Ahora… Pretendía seguir disfrutando de ese trato. Solo podía soñarlo. Josefina lo miró de reojo, sin moverse. Justo en ese momento, un camarero pasó por allí y, con atención y cortesía, le sirvió un plato de sopa. El pecho de Federico se alzó ligeramente. Bajo las miradas sutiles de los hombres, tragó su enojo. Era un día importante. Las personas presentes eran clientes y socios clave de la Compañía Viento del Este. No podía perder la compostura delante de ellos por un simple capricho de Josefina. La cena llegó a su fin, y Federico ya estaba algo ebrio. Comenzó a alardear frente a Salvador sobre las perspectivas y el futuro de la Compañía