Capítulo 93

Catalina se tensó de repente. Lentamente, giró la cabeza. —¿Necesitas algo más? Catalina mantenía una expresión perfectamente controlada. Aunque no quería verlo, permanecía serena. Alejandro también se puso de pie. —Te acompaño. —No hace falta —respondió Catalina casi por reflejo—. Puedo ir sola. —Catalina, si Alejandro quiere acompañarte, deja que lo haga. —Intervino Josefina desde un lado—. Entre esposos no debe haber rencores que duren hasta el día siguiente. Josefina pensaba que la actitud de Catalina con Alejandro se debía simplemente a un pequeño disgusto entre la pareja. Catalina quiso negarse otra vez, pero ante la mirada esperanzada de Josefina, no tuvo el valor de decir que no. Cuando estaban por salir, Alejandro le tomó la mano. Catalina no estaba preparada, y su expresión cambió de inmediato. —¿¡Alejandro, qué haces!? El hombre inclinó la cabeza y le susurró al oído: —Así mamá creerá con más facilidad que estamos bien. Las palabras de Alejandro eran razonables, pero después