Capítulo 92

"¡Toc, toc, toc!" Justo en ese momento, alguien llamó a la puerta de la habitación. —Catalina, ya preparé el desayuno. Baja a comer, ¿sí? Al escuchar la voz de su madre, Catalina se abrochó apresuradamente los botones de la blusa. Saltó de la cama con tanta prisa que, al tropezar, casi se cae. Alejandro arrugó levemente la frente y, por instinto, extendió la mano para sostenerla. Pero ella se apartó, evitando el contacto. No quería quedarse ni un segundo más en esa habitación. Al no obtener respuesta durante un rato, Josefina pareció notar algo extraño. —¿Catalina? ¿Ya te levantaste? Si no te apuras, vas a llegar tarde al trabajo... Apenas terminó de hablar, la puerta se abrió de golpe. —Mamá, acabo de despertar. Me lavo la cara y bajo enseguida. Al ver la apariencia de Catalina, Josefina se quedó paralizada por un instante. Catalina tenía la ropa desacomodada, los labios enrojecidos e hinchados... Era evidente que había sido acariciada con intensidad. Como mujer con experiencia, Josef