Capítulo 92

Ese era un "trato" que, en el pasado, Nancy jamás había tenido. Durante esos ocho años, José siempre había estado en una posición dominante, mientras que Nancy, completamente inmersa en su relación con él, casi había llegado a perderse a sí misma. Nancy esbozó una leve sonrisa, ocultando la burla que se asomaba en el fondo de sus ojos. —¿Entonces recuerdas qué me gusta beber? José, algo incómodo, respondió con voz suave: —Nancy, lo que quieras, llamaré al camarero para que lo traiga. "Efectivamente, no lo recuerda". En la cara de Nancy se dibujó una sonrisa fría. No se molestó; simplemente llamó al camarero y, con la destreza de la costumbre, pidió su café. —Como era de esperar, lo olvidaste. Me gusta el café latte. Antes pensaba que mi vida era demasiado dulce y que siempre había que buscar un poco de amargura para equilibrarla, para que esa dulzura no se acabara demasiado pronto. —Todavía planeaba abrir una cafetería propia: abrirla cuando quisiera y cerrarla para acompañarte cuando