Capítulo 9 No puedo tolerarlo
Cuando Mariana despertó, afuera ya había amanecido por completo.
Al encender su teléfono, descubrió que, aparte de algunos mensajes laborales, no había nada más.
En la mansión, ni siquiera se habían dado cuenta de que Mariana no había regresado la noche anterior.
En efecto, su papel como "señora de la casa"... Era meramente simbólico.
Mariana no les prestó más atención y cambió a su cuenta de trabajo. Mientras respondía mensajes, comenzó a alistarse.
Su solicitud de renuncia ya había sido aprobada, pero aún debía presentarse en la empresa para realizar la entrega formal.
Sin embargo, apenas llegó a la oficina, le informaron que el material de la sesión fotográfica de Lucía del día anterior se había filtrado.
Ahora el asunto se había vuelto viral en internet, y el cliente estaba fuera de sí.
Mariana no había estado presente en el rodaje y, además, ya se había retirado del proyecto por voluntad propia. En teoría, no debía tener relación alguna con el incidente.
Pero su jefe, lejos de ser justo, fue el primero en señalarla como responsable en cuanto estalló el problema.
Los seguidores de Lucía comenzaron a atacarla de inmediato.
No solo con insultos ofensivos, sino incluso exponiendo públicamente la identidad de Mariana.
Como nadie se atrevía a tocar a la familia Sánchez, redirigieron su odio hacia Pablo.
[El hermano de Mariana es sordo y mudo].
[Es el karma, seguro que sus padres también eran unas basuras].
[¿Solo es sordo y mudo? Ojalá fuera discapacitado o tuviera retraso mental].
[¿Por qué esa gente no se muere ya?]
[Sé en qué escuela estudia, ¿vamos a buscarlo?]
...
Al principio, Mariana no le dio importancia.
Después de todo, en este ambiente, los insultos de fans eran moneda corriente. Pero nunca imaginó que llegarían a involucrar a su familia.
Y además, la empresa ya había investigado: la filtración inicial de las fotos provenía de la propia Lucía, quien las compartió en un grupo privado de sus seguidores.
Incluso los comentarios más crueles probablemente habían sido alentados por ella misma.
Lucía odiaba a Mariana desde hacía tiempo.
Antes, Mariana simplemente la ignoraba. Pero esta vez, no podía tolerarlo bajo ningún concepto.
La joven asistente, a su lado, temblaba nerviosa. —Mariana, lo siento mucho...
Pero Mariana la interrumpió antes de que terminara, apagó el celular y se levantó. —No te preocupes, yo me encargaré.
—¿A dónde vas, Mariana? ¡Mariana!
La voz de la asistente quedó atrás.
Mariana no se detuvo ni giró la cabeza, ni dudó en un solo paso.
Lucía tenía ese día otra sesión fotográfica para una revista.
Cuando Mariana llegó, Lucía estaba en la sala de descanso, hojeando comentarios y riendo feliz.
—Mira este, está buenísimo. Dice que Pablo, si no fuera sordo y mudo, sería hasta guapo. —Lucía se cubrió la boca al reír—. Me muero de risa. ¿El hermano de una tipa tan vulgar como Mariana? ¿Qué clase de persona decente podría ser?
Alguien a su lado asintió de inmediato. —Sí, con solo verlo se nota...
—Lucía.
La voz de Mariana interrumpió el ambiente en seco.
La persona que estaba encorvada junto a Lucía se enderezó de golpe, sin atreverse a decir una palabra.
Lucía, en cambio, soltó una risa sarcástica. —¿Y tú qué haces aquí? Esta es mi sala de descanso.
—Haz que tus seguidoras se detengan ahora mismo. —Mariana la miró con expresión gélida—. No permitas que molesten a Pablo.
—Qué graciosa eres. —Lucía puso los ojos en blanco—. Yo no les digo qué hacer. ¿Qué tiene eso que ver conmigo?
—Tú misma filtraste esas fotos, ¿cierto? Y ahora el cliente exige una compensación. ¿Crees que, si le cuento lo que hiciste, volverás a conseguir otra campaña?