Capítulo 6

Al volver de la oficina, Isabel fue interceptada por una compañera en el pasillo. El presidente José acaba de convocar una reunión para anunciar al nuevo director de diseño. Está por empezar, ¿vienes? Isabel asintió y los acompañó hasta la sala de reuniones. Por el camino, varios compañeros le sonreían y la felicitaban. —Isabel, en estos tres años has participado en tantos proyectos importantes del departamento, y tus trabajos incluso han ganado premios internacionales. Por lógica y por méritos, el puesto de directora debería ser tuyo. —Exacto, con todos tus logros y la confianza que te tiene el presidente José, todos estamos de acuerdo con que seas nuestra nueva directora. Cuando se anuncie la buena noticia, ¡esta noche nos invitas a cenar! Después de tanto tiempo trabajando juntos, Isabel sabía que sus palabras eran sinceras. Quiso contarles que iba a dejar la empresa, pero como José aún no había firmado su renuncia, decidió esperar a revelarlo durante la cena de esa noche. —No importa si soy la nueva directora o no, pero esta noche de verdad quiero invitaros a cenar. Además, tengo algo importante que contaros. Entre risas, llegaron a la sala de reuniones e Isabel se sentó en una esquina. Cuando todos estuvieron presentes, José entró, miró a todos los asistentes y habló directamente: —Supongo que ya saben que esta reunión es para anunciar al nuevo director del departamento de diseño. Si alguien tiene algo que decir, que lo haga con total libertad. Todas las miradas se dirigieron a Isabel, quien, antes de que se tomara la decisión final, quiso detener el anuncio. Después de meditarlo un momento, alzó la mirada y se encontró con la expresión serena de José. Inspiró hondo y se levantó: —Presidente José, estos años te agradezco la confianza que has depositado en mí, encargándome de tantos proyectos. Con la ayuda de todos los compañeros, hemos logrado excelentes resultados. No sé quién será el nuevo director, pero antes de que se haga público, quiero presentar mi... No pudo terminar la frase, pues José la interrumpió de inmediato: —Entre los diez diseñadores actuales del departamento, aunque ninguno tiene trabajos tan destacados como los tuyos, tu experiencia es insuficiente. Por eso, he decidido nombrar a una nueva directora que cuenta con más años y experiencia. Nada más pronunciar esas palabras, todos se quedaron boquiabiertos. Isabel también se quedó de piedra. En ese instante, la voz de José retumbó en la sala: —Os presento a la nueva directora del departamento de diseño, Lucia Cisneros. La puerta se abrió y Lucia entró sonriente, presentándose ante todos: —Hola a todos, soy Lucia, doctora por la Academia de Diseño de Milán, y he sido galardonada en premios internacionales de diseño... Un silencio absoluto invadió la sala. Todos se miraban entre sí, sus rostros llenos de incredulidad. Varios de los presentes también habían recibido esos mismos premios, y Lucia no tenía experiencia laboral alguna. Que alguien recién graduada ocupara ese puesto resultaba difícil de aceptar, sobre todo para quienes llevaban casi cinco años en la empresa. Uno de ellos no pudo evitar manifestarlo: —Presidente José, consideramos que la señorita Lucia carece de experiencia suficiente y necesita más tiempo para desarrollarse antes de asumir la dirección. Creemos que Isabel es la persona más indicada para este puesto. Alguien se atrevió a decirlo, y todos los del departamento de diseño asintieron en señal de acuerdo. A Lucia se le llenaron los ojos de lágrimas y miró a José con expresión herida. Al ver sus lágrimas, un destello de ternura apareció en el rostro de José, pero cuando su mirada se posó en Isabel, se volvió cortante: —Lucia es graduada de una universidad prestigiosa, ha ganado numerosos premios internacionales. Su visión y su talento superan a los de Isabel. Es cierto que Isabel ha liderado muchos proyectos, pero siempre ha contado con el apoyo del departamento. Si le encargo un proyecto a Lucia, lo hará igual de bien o incluso mejor. Así que la dirección del departamento de diseño será para Lucia. No se discute más.