Capítulo 127

Ximena detuvo el movimiento de su mano y, de reojo, miró hacia allí. Carmen ya se acercaba a paso rápido, con cierta molestia reflejada en sus ojos: —¿Crees que esto es un modelo de juguete? Si no tienes permiso, no puedes tocarlo. Todo esto es fruto del esfuerzo de los investigadores. Ximena se encontró con la mirada de reproche e interrogación de Carmen, y también sintió cómo las miradas a su alrededor se volvían, una tras otra, hacia ella. Solo entonces frunció el ceño lentamente. Alonso se acercó, con el rostro ensombrecido: —Tal como pensaba, no entiendes nada. ¿No te dijeron al venir que aquí solo se permite observar y que, si quieres tocar algo, tienes que solicitar la asistencia de una persona autorizada? ¡Había sido demasiado imprudente y descortés! ¡Ni de lejos podía compararse con una mujer excelente y experimentada como Carmen! Incluso José mostraba, rara vez, una expresión seria. Desde pequeño había crecido en una residencia militar, recibiendo una educación basada en la d