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El Amor PerdidoEl Amor Perdido
By: Webfic

Capítulo 9

Desde aquel día, los dos parecían atrapados en una especie de tregua silenciosa. Ramón estaba ocupado con los preparativos de su boda, y Andrea hacía lo propio con la suya. Apenas quedaban siete días para el gran evento de ambos cuando Andrea recibió una llamada inesperada. Era el representante de su clase universitaria, quien le informó que la próxima semana habría una reunión de exalumnos en un crucero. Al principio, Andrea no tenía intención de asistir. Sin embargo, cambió de opinión al enterarse de que el profesor Sánchez, quien también había sido maestro de Manuel, estaría presente. Durante la universidad, el profesor siempre le mostró un gran aprecio y apoyo, y Andrea pensó que sería una buena oportunidad para entregarle en persona una invitación a su boda como muestra de agradecimiento. El día del evento, el crucero estaba lleno de gente. Andrea conversó un rato con algunos antiguos compañeros antes de dirigirse hacia los camarotes para buscar al profesor Sánchez. Bajando las escaleras, un murmullo creciente y un coro de exclamaciones llamaron su atención desde la entrada principal. Al alzar la mirada, vio a Alicia entrando de la mano de Ramón. Alicia lucía radiante, claramente había dedicado tiempo a arreglarse para la ocasión. Llevaba un vestido de noche deslumbrante, con un diseño exclusivo que parecía atrapado entre un mar de luces gracias a los cristales incrustados en la tela. El vestido barría el suelo con elegancia, pero lo que realmente captaba todas las miradas era el imponente anillo de diamante rosa en su dedo, el mismo que Ramón le había regalado. A su alrededor, un grupo de excompañeras, quienes en su momento habían sido las más críticas con Alicia, ahora la rodeaban con admiración desbordante, lanzando halagos sin descanso. —¡Ali, qué hermoso anillo! Dicen que este diamante rosa cuesta millones. ¡Y tu vestido! Escuché que es un diseño único, nadie más tiene algo así. El señor Herrera realmente te adora. —Eso no es todo. —intervino otra muchacha, —También oí que este crucero fue comprado por el señor Herrera exclusivamente para ti. ¿No es porque dijiste que las reuniones en tierra firme eran aburridas y querías algo más emocionante, como sentir la brisa del mar? ... Andrea, desde lejos, apartó la mirada sin más y continuó su camino hacia el camarote. No notó que Ramón había seguido cada uno de sus movimientos con una mirada llena de un significado insondable. Una vez en el camarote, Andrea le entregó al profesor Sánchez la invitación de su boda. —Profesor, la próxima semana me casaré con Manu. Si tiene tiempo, sería un honor que pudiera asistir a la ceremonia. —comentó Andrea mientras le entregaba la invitación con una sonrisa serena. El profesor Sánchez la recibió con evidente alegría, apretando suavemente sus manos mientras hablaba. —Manu es un buen muchacho. Lo vi crecer y siempre fue responsable, atento y considerado. Estoy seguro de que serás muy feliz a su lado. De pronto, una voz sorprendida interrumpió la conversación, —¿Casarse? ¿Quién se va a casar? —preguntó Alicia desde la puerta, mirándolos con evidente desconcierto. Andrea levantó la mirada hacia ella, pero no respondió. Ni siquiera le dirigió una segunda mirada. Tras intercambiar unas cuantas palabras más con el profesor Sánchez, salió del camarote. Sin embargo, al girar por el pasillo, Alicia la interceptó con una actitud desafiante. —Andrea, cuando me case con tu hermano, seré tu cuñada. —Qué casualidad. —continuó con una sonrisa cargada de burla, —necesito una dama de honor. Si me lo pides de rodillas, puede que esté de buen humor y te conceda el puesto. Andrea respondió con indiferencia. —No es necesario. Pasando de largo, la dejó atrás y se dirigió hacia la cubierta. Pero justo cuando pisaba el último escalón, sintió un empujón violento desde atrás. Su cuerpo perdió el equilibrio y, por instinto, alcanzó la mano de Alicia, quien había intentado retirar la suya demasiado tarde. Ambas cayeron al agua, hundiéndose entre las olas. Gritos llenaron el aire. Ramón, que había presenciado la escena, dejó caer su chaqueta y se lanzó al mar sin dudarlo. El agua helada se coló por la nariz y la boca de Andrea, provocándole un ardor intenso en la garganta. Intentó nadar hacia la superficie, pero las olas la golpeaban con fuerza, dejándola sin sentido de orientación. Entre la confusión, distinguió a Ramón nadando hacia Alicia, tomándola en brazos con firmeza y llevándola hacia la lancha de rescate sin mirar atrás. Andrea, agotada, sintió cómo el agua la tragaba de nuevo. Tosió desesperada, expulsando agua de sus pulmones, antes de ser finalmente engullida por una ola más grande. Su visión se oscureció y perdió el conocimiento. Cuando Andrea despertó, estaba acostada en una cama de hospital. A su lado, su celular vibraba con notificaciones. Al desbloquearlo, encontró una serie de fotos enviadas por Alicia, mostrando a Ramón sentado junto a su cama, cuidándola con evidente dedicación. Desde que Andrea despertó en el hospital, no había recibido ninguna visita aparte de las enfermeras que entraban para cambiarle el vendaje o revisarle los signos vitales. La habitación estaba silenciosa, casi opresiva. Cerró los ojos con calma, apagando el celular para bloquear las imágenes que Alicia le había enviado. De repente, el celular vibró repetidamente en su mano, sacándola de su momento de quietud. Al desbloquearlo, vio una cadena interminable de mensajes. Eran de Manuel. [Andre, he vuelto al país.] [Escuché lo que pasó. ¿En qué hospital estás? Iré a verte de inmediato.] [Perdóname, Andrea. No debí dejar que esto pasara. Fue mi culpa por no protegerte. A partir de ahora, con mi presencia, nunca más te ocurrirá algo así.]

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