Webfic
Open the Webfic App to read more wonderful content

Capítulo 5

Regina salió de la habitación de Fabiola soportando el agudo dolor en su vientre. Apenas abrió la puerta, se encontró con Marcos, que llevaba con mucho cuidado una bandeja con trufas. Sofía lo seguía de cerca, sosteniendo un plato con las ciruelas ácidas que Fabiola también había pedido. Marcos solo tenía ojos para Fabiola. Al pasar junto a Regina, la empujó sin ningún tipo de consideración contra el marco de la puerta. Se dirigió muy atento hacia Fabiola y dijo con ternura: —Por ahora come estas trufas, la próxima semana mandaré a mi asistente al Sudeste Asiático para traerte más. Fabiola dejó atrás el gesto enojado de hacía un momento y, entrecerrando los ojos, le sonrió con dulzura a Marcos. —Cariño, cada día eres mejor conmigo. Vas a malcriarme. Marcos se sentó junto a la cama y, con un gesto protector, acarició la frente de Fabiola. —Amor, ahora que estás embarazada, si no te cuido a ti, ¿a quién más voy a cuidar? Sofía le lanzó una mirada de reojo a Regina, con cierto desagrado. —Regina, ¿qué cara es esa? Tu cuñada está embarazada, ¿no crees? que deberías alegrarte un poco más. En el corazón de Sofía ya había un profundo resentimiento hacia Regina. Regina y Marcos habían estado intentando concebir durante tanto tiempo, y no era la primera vez que Sofía sugería que Regina consultara al doctor Raúl para que averiguara dónde estaba el problema. Pero Regina siempre se mostraba reservada y, con el paso del tiempo, Sofía terminó convencida de que lo único que Regina quería era disfrutar más de la vida en pareja, sin pensar en lo absoluto en los escasos descendientes de la familia Suárez. Regina apenas podía pronunciar palabra alguna a causa del dolor que le atravesaba el vientre. Se sostuvo de la pared, y el sudor fino de su frente se deslizaba sin parar hasta empapar su ropa. Pero, a ojos de Sofía, aquella escena no era más que simple rencor y celos. Una mujer incapaz de concebir ya era bastante molesta, ¿con qué derecho podía aún sentir envidia y resentimiento? ¿Acaso no podía tener hijos y tampoco quería permitir que Fabiola los tuviera? Apoyada en la pared, Regina alcanzó a notar que Marcos la miraba de reojo. No creía que él ignorara lo que le ocurría. Pero eligió callar. Haciendo mala cara Regina murmuró: —Me siento un poco mal. Sofía colocó las ciruelas en la mesita junto a la cama, mostrando impaciencia y convencida de que Regina usaba su malestar como excusa por envidia. Con un ademán de la mano, dijo: —Está bien, vete ya. No alteres el ánimo de Fabiola. Para la familia Suárez, lo más importante ahora es proteger a este hijo tan preciado y difícil de conseguir. Fabiola, sin decir ni una sola palabra, le lanzó a Regina una mirada cargada de orgullo y desafío. Esa mirada parecía decirle: Mira, para la familia Suárez yo soy el tesoro que hay que cuidar con sumo cuidado. Mira Nadie se preocupa por ti, Regina. Cuando Regina regresó a la casa de los Suárez, lo primero que hizo fue llamar a Elena. Se encontraba distraída en el balcón de su dormitorio, donde había un caballete y una silla de madera. Regina había estudiado Bellas Artes en la universidad y, después de casarse, se convirtió en ama de casa. A veces, cuando tenía inspiración, Marcos la acompañaba en el balcón mientras ella concentrada pintaba. Aquel rincón que alguna vez había sido alegre, ahora resultaba repugnante a la vista. Acercando el celular a su oído, Regina dijo con serenidad: —Mamá, ven a buscarme esta semana y llévame de regreso a la casa de los Gómez. Marcos ya ha muerto, y no tiene sentido alguno que siga en la casa de los Suárez. La verdad, Elena siempre había querido llevarse a Regina de vuelta, pero tenía miedo que ella, por consideración a Marcos, prefiriera quedarse en la casa de los Suárez, aferrada a ese triste recuerdo. Ahora que Regina lo pedía por iniciativa propia, Elena se sintió aliviada y feliz. —¡A la casa de los Gómez! Claro que sí, a la casa de los Gómez. Tan pronto regreses, rompe todos los lazos con la familia Suárez, conoce nuevas personas y empieza una vida distinta. Esta misma semana voy a buscarte. Pero, conforme hablaba, su voz se tornaba cada vez más angustiada. —Regi, la familia Suárez llamó. Dijeron que en el caso de tu padre pusieron a un abogado muy destacado. Entre los Suárez hay mucha gente difícil de tratar; hombres como Marcos no abundan por ahí. Nosotros, la familia Gómez, no necesitamos ese tipo de favores. Si los aceptas, perderás tu dignidad frente a ellos y solo sufrirás más humillaciones... Regina apoyó la mano sobre la baranda del balcón, contemplando extasiada el paisaje de la casa de los Suárez. —Mamá, ¿y acaso Marcos fue realmente un buen hombre? Elena no entendió lo que quería decir. Para ella, Regina había amado con locura a Marcos. Ahora que él había muerto, ¿cómo podría manchar su memoria? Al escuchar la voz confundida de Elena al otro lado de la línea, Regina sonrió con frialdad. —Mamá, no es nada. Lo que la familia Suárez ofrece siempre tiene un precio. Nosotros, mejor aceptémoslo en silencio.

© Webfic, All rights reserved

DIANZHONG TECHNOLOGY SINGAPORE PTE. LTD.