Capítulo 331
En la familia Richard solo consiguió averiguar su edad y su género; en cambio, en la universidad, pudo saber todo sobre ella. En una ocasión, fue seleccionada como la chica más atractiva del campus en el bar de la universidad. Por desgracia, poco a poco las noticias sobre ella se fueron extinguiendo.
Al poco tiempo, desaparecieron del todo. Parecía que hasta graduarse había optado por mantener un bajo perfil y por no involucrarse en ningún incidente importante.
El tiempo pasó rápido, como en un abrir y cerrar de ojos. Un día, RK recibió una inesperada llamada de David.
"Rene, conoces la situación de Sophia: es posible que no pueda asistir a la boda, pero tenemos un plan. ¿Quieres escucharlo?".
RK guardó silencio y respondió con un tenue murmullo.
Triunfante, David le contó su estrategia.
Cuando terminó de escuchar el supuesto plan, RK se sintió disgustado. Eran sus hijas, su carne y su sangre, ¿cómo podía ser tan cruel de permitir que la menor se casara con un miembro de la familia Kingston en nombre de la mayor?
Sin embargo...
Lo que más le importaba era saber qué pensaba ella...
"¿Qué piensa tu hija? ¿Está de acuerdo?".
Al escucharlo, David supuso que RK estaba de acuerdo. Enseguida le aseguró que Stella estaba dispuesta a colaborar en la unión de las familias y a la espera de su decisión.
RK enmudeció. Pensaba que las ideas de David eran una locura, pero, como lo diría cualquier hombre de Older, el silencio era una forma de aceptar una propuesta. Desde luego, David se dispuso a hacer todos los preparativos.
Jamás pensó que su silencio de entonces le traería tantas desgracias a Stella.
A decir verdad... Muchas veces quiso explicarle que en ese momento no tuvo la intención de arrastrarla a un pozo ardiente, pero sí había accedido a la propuesta. David solo lo había ayudado sin miramientos.
En ocasiones, también meditaba sobre si estaba bien mantenerla a su lado, independientemente de la decisión que había tomado en ese entonces.
Ella tenía sueños que quería alcanzar y que anhelaba y él había cambiado el curso de su vida sin reparos. Era posible que lo odiara en el fondo de su corazón.
Sin embargo...
Resultó ser que ella sí lo odiaba.
A decir verdad, él quería decirle que no conocía toda la verdad y que por varias razones no podía revelársela. Todos guardaban secretos impronunciables y tenían sentimientos de los que no podían hablar en voz alta.
Quizás la vida era tan larga que, sin arrepentimiento, estaría siempre incompleta.
Más tarde, se había casado con ella...
Sus vidas transcurrieron sin emoción. Él no solía ir a casa porque tenía la sensación de que ella se sentía avergonzada. Ella acostumbraba a ver películas sola porque se aburría. Tal vez los dos perdieron mucho tiempo en esa confusión. Después, al pensar en ello, a RK lo embargaban los remordimientos.
Si él no se hubiera preocupado tanto por lo que creía que ella sentía, si no hubiera endurecido su corazón y si no la hubiera tratado con tanta crueldad, quizás todo sería diferente...
Tal vez nunca se hubieran divorciado y estarían viviendo felices.
Ya no importaba: el pasado había quedado a sus espaldas. No podía volver a él. Tenía que limitarse a aferrarse al presente y adueñarse de cada minuto y cada segundo que pudiera estar con ella.
Después de todo, no quería perder el tiempo añorando el pasado.
Mientras cavilaba sobre ese asunto, se quedó dormido. Había estado muy ocupado y llevaba dos días sin descanso. Ahora que Stella estaba bien, por fin podía dormir en paz.
Stella durmió toda la noche. Al amanecer, abrió los ojos, miró hacia atrás y vio que RK seguía dormido.
J*der, tenía talento para eso.
Stella enmudeció. Sabía que estaba muy cansado de los últimos días, así que lo dejaría descansar todo el tiempo que quisiera. De modo que, aunque se moría por ir al baño, luchó para aguantarse: intentó agarrar el computador de la mesa para desviar su atención con la escritura.
Cuando RK despertó, era tarde.
Miró hacia arriba y vio que Stella estaba escribiendo acostada en la cama. Se frotó la cabeza un poco aturdido y se levantó para ir al baño que quedaba al final del pasillo para lavarse la cara. En cuanto se incorporó, Stella se apresuró a detenerlo.
"Oye... ¡RK! Espera un momento...".
"Vas al baño, ¿cierto? Ven, ven... ¡Llévame! No puedo aguantar ni un segundo más". Stella observó a RK con una expresión agonizante y este estalló en carcajadas.
Sabía que ella no tenía intenciones de molestarlo, así que hizo lo que le pedía: guardó silencio, la levantó y la llevó al baño.
La ayudó a sentarse en el inodoro y salió.
Sin embargo, se quedó esperando detrás de la puerta, pues, aunque también quería ir, sentía el deber de acompañarla. Solo estaría tranquilo cuando la dejara de nuevo en la cama. Su corazón no podría soportar otro tormento, así que prefería asegurarse de que estuviera a salvo.