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Capítulo 332

Al terminar, Stella supuso que RK la llevaría de vuelta a la habitación. Cuando salió... se percató de que estaba esperándola, de modo que supuso que no había ido. "¿No vas a entrar al baño?", le preguntó. "No", respondió él y la llevó de regreso a la habitación. Luego, volvió al baño para refrescarse. Después, bajó las escaleras para comprarle el desayuno. Lo cierto es que la mayoría de los restaurantes estaban cerrados, así que se dirigió al supermercado, donde compró yogurt y pan, y luego regresó a la habitación. Cuando terminaron de desayunar, RK cayó en cuenta de que tenía que ir a casa a buscar algo de ropa. De modo que habló con la enfermera, le recordó a Stella que no debía moverse y se marchó con tranquilidad. La enfermera tenía la sensación de que su trabajo era muy fácil, pues RK hacía casi todo: en realidad le pagaban por no hacer nada. Cuando RK llegó a la casa de la familia Kingston, Adrian y Alia ya se habían ido al jardín. La Sra. Cassidy estaba limpiando. Cuando lo vio, se apresuró a levantarse y saludarlo. Sin embargo, a juzgar por su apariencia, supuso que el patrón no estaba bien. RK se limitó a asentir y continuó su camino escaleras arriba. Lo primero que hizo fue darse una ducha. Después, se vistió y se arregló con esmero. Luego, agarró un par de mudas de ropa y se apresuró a bajar las escaleras. La señora Cassidy asintió con satisfacción. Muy bien. Tuvo el presentimiento de que el patrón y la señora estaban a punto de reunirse. El nerviosismo de RK frente a Stella era la prueba de todo lo que significaba ella para él. Stella, por su parte, sacó el computador para hablar con Violet justo cuando RK se marchó, pero, en cuanto abrió el chat, alguien llamó a la puerta. Era evidente que, después de todo, la suerte no estaba a su favor. En principio creyó que se trataba del repartidor que iba a entregarle los jacintos, así que gritó: "Adelante". Sin embargo, cuando la puerta se abrió, apareció el rostro de Sophia. J*der, ¿estaba allí para pelear? En ese instante, su cabeza era un caos: ¿Debería aceptar el desafío? ¿O sería mejor llamar a RK a escondidas para que fuera a salvarla? No tenía la fuerza suficiente para vencer a Sophia. ¿Qué debería hacer? "No vine a causar problemas", dijo Sophia y el corazón de Stella se sosegó. "¿Puedo sentarme?". Stella asintió. El corazón le latía con fuerza. Sophia siempre había sido su enemiga, ¿por qué estaba tan tranquila? ¿Acaso estaba allí para hablar con ella? "No tienes por qué estar tan prevenida. Estoy aquí para decirte que mi compromiso con RK se canceló. Ya no quiero estar con él". Al escucharla, Stella se sintió desconcertada, como si una bomba acabara de estallarle en la cabeza y hubiera arrasado con todos sus pensamientos. "Así es. He decidido soltar a RK. Si no fuera cierto, no podría estar aquí sentada hablando contigo en paz". Sophia ya no era tan arrogante como antes y Stella se sintió incómoda. "¿Te pasó algo?", le preguntó Stella después de meditar por unos segundo y llegar a la conclusión de que una tragedia era la única explicación plausible para su transformación. "No", respondió Sophia con indiferencia. "Simplemente me di cuenta". Stella tuvo el presentimiento de que algo le había sucedido. Para ella, RK solía ser como el sol. ¿Cómo iba a ser capaz de vivir sin él? La tierra no podía desviarse de su órbita alrededor del sol. Si un día, decidía liberarse... Stella ni siquiera conseguía imaginar esa situación. "No tienes que darle tantas vueltas. Siempre he estado en contra de la relación que hay entre tú y RK. Nunca había pensado por mí misma. Siento que ni siquiera he vivido la mitad de lo que hubiera podido vivir. No sé qué me pasó. Yo era diferente. ¿Por qué me volví así?", prosiguió Sophia. Entonces, se cubrió la cara con las manos, agachó la cabeza y rompió en llanto. "Tú...", intentó hablar Stella, pero se detuvo. Desde que eran niñas, Sophia la había tratado con desdén y no solía dirigirle la palabra. La relación entre ellas había sido casi inexistente. Cuando se cruzaban por la calle, pasaban de largo. Stella sentía que Sophia e Isabella habían arruinado su familia. Sophia, por su parte, la consideraba como la hija intrusa de su padre y su exesposa. Por eso se había puesto del lado de su madre en contra de Stella. Sus habitaciones solían estar separadas en los extremos del segundo pido. En un principio, David las había ubicado en dos alcobas contiguas para fortalecer su vínculo. Sin embargo, al final, Sophia se había trasladado a otro piso para alejarse de ella.

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