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Capítulo 336

"Tú también estuviste seis años en el extranjero, ¿verdad? No te aflijas, regresaré cuando llegue el momento. Y tú, cuídate". Violet siempre evitaba decir la palabra “regreso”. "Oye, no me digas que no quieres volver. Tus padres te están esperando. ¿No te conmueve que ese par de viejos estén ansiosos por verte?" Stella se quedó pensando que, si tuviera el talante compasivo de Violet, sin duda sentiría pena por ellos. "Hablaremos de eso más adelante, en estos días estoy muy ocupada. No puedo desatender los asuntos del comité de la revista". Violet parecía vacilante. "¿Tienes algún problema?" Con el carácter despreocupado de Violet, era raro que estuviera tan insegura. Stella sospechaba que algo debió haberle ocurrido. "No, con mi talento, ¿qué problema podría tener? Mi vida va viento en popa. ¿Qué te pasa? ¿Acaso eso te causa envidia?" "Hum". Stella alejó la duda en su corazón y lució su sonrisa de costumbre. Violet siempre había sido muy fuerte. Stella pensaba que, independientemente del problema que pudiera tener, ella sería capaz de resolverlo por sí misma. Tras la videollamada con Violet, Stella apagó el portátil. Un rápido vistazo al reloj le indicó que era tarde. Efectivamente, eran más de las diez de la noche. Stella le pidió a RK que la llevara al baño. Después de ir al lavabo, se tumbó en la cama y se quedó profundamente dormida. Pasaron dos días sin incidentes. A diario, Stella enloquecía después de estar, durante largas horas, mirando fijamente los documentos en la pantalla del portátil, sin lograr ningún avance, y con el conflicto reflejado en la cara. Con relación a la escritura creativa, estaba atascada en un cuello de botella; no tenía pensamientos ni ideas. Exceptuando la imagen en el monitor y el paisaje que había fuera de la ventana, en su mente no vislumbraba nada diferente. Era como si, de un segundo a otro, de la cabeza fuera a salirle moho. De repente, se le vino a la mente una pregunta: ¿por qué no se le habría curado la herida? Lo extraño era que RK no estuviera por allí esa mañana. ¿Por dónde andaría? ¿Es que no temía que a ella pudiera pasarle algo mientras él no estuviera con allí? **** Justo cuando RK se disponía a comprar el desayuno esa mañana, sonó el teléfono. El identificador de llamadas señalaba número desconocido. "¿Hola?" "¿Oye, RK? ¿Reconoces mi voz?" Al otro lado del teléfono, Carson, a duras penas, podía disimular su rudeza. "Carson Vives". La voz de RK era plana. "¿Qué pasa?" "He vuelto al país. Estoy aquí para recordar los viejos tiempos contigo". La carcajada de Carson se escuchó a través del teléfono. Daba la impresión de que nada le valía en el mundo. "No tengo interés en hablar de los viejos tiempos. Estoy ocupado", le dijo fríamente RK. "Oh, en ese caso, supongo que tendré que hacer una visita al hospital. Quiero saludar a la dama que es razón detrás del negocio del señor Kingston". Las intenciones de Carson estaban claras. Quería reunirse con él. "No es necesaria esa visita", lo cortó. "A las nueve nos vemos en la cafetería, frente al Grupo RK". "Genial. Como era de esperarse de Rene Kingston. Sigues tan simple como antes". Carson colgó el teléfono. RK guardó el teléfono en el bolsillo y volvió al hospital con el desayuno. En esta ocasión, Carson, ciertamente, iba por él, hasta el punto de que, previamente, había investigado todo lo relacionado con su negocio. Parecía que traía aviesas intenciones. Carson colgó el teléfono y se fue al hotel a echar una siesta. Cuando se despertó, eran alrededor de las siete. Pidió comida por internet y, aburrido, se puso a ver fotos de graduación. ¡Qué tiempos aquellos! Por aquel entonces, su nombre era muy conocido en el instituto. Fueran chicos o chicas, no había nadie a quien no conociera o llegara a conocer. Había oído de un fulano de un instituto cercano, que gozaba de gran popularidad entre las chicas. Se llamaba Rene Kingston, y Carson supuso que se trataba de un gigoló, de ahí que le diera poca importancia. Hasta que un día, fue desairado por la belleza del campus, quien le confesó que sentía algo por RK. Fue entonces cuando Carson se interesó por el tal Rene Kingston. Se decía que cualquiera que fuera la belleza que le confesara su interés, todas serían fríamente rechazadas. Aun así, innumerables chicas se enamoraron perdidamente de él. No podía creer que un molesto gigoló pudiera ser tan popular, así que, al salir de clase por la tarde, detuvo a RK en el patio, no muy lejos de la puerta del instituto. Al ver al grupo de chicos, se armó de valor para bloquearles el paso, sin embargo, no sabía quién era RK. Entonces, simplemente, decidió empezar a preguntar por ahí: "RK, ¿quién es RK?" Inmediatamente, se oyó al grupo de chicos responder al unísono: "¡El jefe y Aden están de servicio arriba!" Poco esperaba que un tipo tan popular como Rene Kingston, estuviera en ese tipo de actividades. Simplemente, no estaba en línea con la práctica habitual de los peces gordos. Todos se quedaron quietecitos, esperando. Al cabo de unos diez minutos, vieron salir del edificio a un par de individuos. Ambos parecían tener un temperamento extraordinario. "¿Cuál de ustedes es Rene Kingston?", los detuvo, como si fuera el jefe del hampa.

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