Capítulo 6
Carolina negó levemente, con los ojos llenos de agotamiento y resignación.
—Sé que tienes tus propias dificultades, nunca te he culpado. Además, las cosas ya han llegado a este punto, de nada sirve arrepentirse. Solo tengo 22 años, aún soy joven, todo puede comenzar de nuevo.
Al ver su sonrisa forzada, Gustavo le acarició la cabeza.
—Sí, nuestra Carolina tendrá una nueva vida, sin duda encontrará a alguien mucho mejor.
Durante los días siguientes, Carolina permaneció en el hospital recuperándose.
Durante ese tiempo, de vez en cuando oía ciertos comentarios de las enfermeras que venían a revisar las habitaciones.
—Dicen que quien reservó toda la planta VIP de arriba fue el jefe del Grupo Monteluz, de la familia Delgado, ¿no? Es tan generoso. ¿La que está en la habitación será su prometida? No me extraña que no se aparte ni un segundo de su cama, dándole agua, comida, comprándole regalos para hacerla feliz.
—Parece que fue un embarazo antes del matrimonio, ya hasta tienen al bebé, y en unos días se van a casar. Dicen que el vestido, el anillo... Todo costó decenas de millones de dólares. ¡Una boda del siglo, transmitida en vivo a nivel mundial! Le ha dado a la chica todo el respeto y protagonismo posible. Al parecer, ese señor Gabriel está realmente enamorado.
Mientras escuchaba con atención aquellas voces llenas de envidia, Carolina recordó el plan que oyó aquel día frente al club y cerró los ojos.
Gabriel había organizado esta boda con tanta magnificencia y pompa, que parecía tener plena seguridad de que Adriana aceptaría su propuesta.
Después de tantos años de espera, tras tanto esfuerzo y una actuación meticulosa, por fin había conseguido lo que quería.
Y esa Carolina tan molesta que tanto le fastidiaba... También desaparecería para siempre después de la boda. Jamás volvería a aparecer.
Vaya, realmente una celebración con doble alegría, sin duda valía la pena festejarlo a lo grande.
Carolina aún estaba sumida en sus pensamientos cuando el teléfono sonó unas cuantas veces.
Ella volvió en sí al ver el nombre en la pantalla, se quedó pasmada unos segundos antes de presionar la tecla de contestar.
—Carolina, me enteré de que estás hospitalizada, ¿te has sentido mejor últimamente?
Era una llamada de uno de los amigos cercanos de Gustavo, quien empezó a bombardearla con preguntas.
Carolina notó que algo no iba bien en su tono, y solo entonces él dudó un poco antes de revelar el verdadero motivo.
—Escuché que Gustavo y Gabriel se pelearon, ¿cierto? Ahora su relación está tensa, ¿esta vez por qué fue? Los de nuestro grupo de amigos hemos intentado reconciliarlos, pero nada funciona. ¿Tú sabes algo?
Ella guardó silencio por un largo rato, y luego explicó la situación de manera concisa pero clara.
Después de escucharla, aquel amigo también soltó un suspiro.
—Han sido amigos tantos años, y por un malentendido así ya se dejan de hablar. Es para reírse, la verdad. Carolina, haznos un favor, ¿sí? Esta noche vamos a reunirnos, haremos una pequeña fiesta. Llama a Gustavo, que venga. Cualquier malentendido, lo hablamos todos cara a cara y ya.
Carolina sabía que, para Gustavo, lo más importante en su vida, aparte de su familia, eran precisamente sus amigos tan cercanos.
No quería que por su culpa Gustavo se alejara de ellos, así que aceptó la petición.