Capítulo 22

Mauricio soltó un gruñido ahogado, pero aprovechó ese instante para retorcerle la muñeca al agresor hasta quebrarla. —¡Bang! Una barra de hierro se estrelló contra su espalda. Un sabor metálico le subió a la garganta, pero lo soportó a la fuerza. Le arrebató la barra y la blandió con furia contra quienes lo rodeaban. Las heridas de su cuerpo no dejaban de sangrar; la sangre empapaba su traje y goteaba al suelo. Parecía no sentir nada. Se plantó entre Amaya y los secuestradores, usando su propio cuerpo como escudo. Amaya lo miraba, cubierto de sangre, fuera de sí, protegiéndola con una obstinación casi salvaje, y las lágrimas le nublaron la vista. Aquella escena le resultaba dolorosamente familiar. En el pasado, él también había reaccionado así cuando el peligro amenazaba a Paola, protegiéndola de manera instintiva. Con ella, en cambio, siempre había resuelto las cosas con frialdad, y luego se había marchado sin mirar atrás. Pero ahora... ¿Por qué? ¿Por qué Mauricio estaba dispuesto a d