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Capítulo 14

Después de lo que pasó, a Zara le resultó difícil concentrarse más en el trabajo; así que, sin tener otra opción, ella se fue inmediatamente a la cama. Aunque, al principio no pudo conciliar profundamente el sueño, pues se preguntaba una y otra vez el por qué Nicholas le había comprado el vestido; es más, ella pensó que Sophie lo compraría, pero al final, fue Nicholas que se lo llevó para ella. Al no poder dormir tranquilamente, Zara pensó en salir al balcón, pero creyendo que podía encontrarse nuevamente con Nicholas, ella ya no salió; de hecho, solo volvió a acostarse en la cama, cerró ligeramente los ojos y, después de dar vueltas y vueltas, finalmente se quedó dormida.  No sabía qué hora era y cuánto tiempo había estado dormida, pero repentinamente sintió algo junto a ella; sin embargo, como tenía tanto sueño, ella no vio de que se trataba y solo se acurrucó más a la almohada y siguió durmiendo.  No obstante, cuando sintió un brazo cálido y fuerte alrededor de su cintura, ella se levantó a toda prisa y giró a su alrededor para ver de quien se trataba; de hecho, fue en ese momento que ella se asustó, pues vio el hermoso rostro de Nicholas a una pulgada de distancia de ella "¡Ah!", gritó Zara muy asustada y mientras estaba a punto de saltar y salir inmediatamente de su cama; sin embargo, al ver lo que haría, él la agarró por la cintura con más fuerza. Luego, la atrajo más hacia él y, con su tono bajo pero lleno de autoridad, le dijo: "No te muevas".  Tras escuchar ello, Zara dejó de moverse, lo miró con los ojos muy abiertos y completamente desconcertada; inclusive, su corazón se aceleró a toda prisa y su cuerpo se puso tan rígido como un palo. Por su parte, el cuerpo de Nicholas se calentó al tener a Zara tan cerca en sus brazos, sus ojos estaban pegados a sus labios y, de hecho, quería devorarla a besos; pero, al mismo tiempo, no quería forzarla a nada, solo quería que ella se entregara a él. Mientras tanto, Zara se preguntaba cómo Nicholas había entrado a su habitación, pues recordó claramente que ella había cerrado la puerta con seguro. Luego, sin recuperarse completamente del susto, ella también se sintió como un poco extraña al estar tan cerca de ese hombre; inclusive, sintió como unos escalofríos que recorrieron todo su cuerpo y erizaron completamente su piel. Antes de que pudiera darse cuenta de lo que estaba haciendo, Nicholas se inclinó sobre ella y, susurrándole al oído, le dijo:  "Dime honestamente, te molestó verme besar a Sophie, ¿no es así?".  Luego de ello, él frotó su nariz afilada suavemente en su mejilla, haciendo que todo el cuerpo de Zara se estremeciera, sus ojos se cerraron automáticamente y, un suave gemido escapó de su boca. Mientras tanto, Nicholas siguió acariciando suavemente su cintura, la besó en el cuello y, susurrándole nuevamente al oído, le dijo: "Vamos, contéstame". "Sí", le susurró tajantemente la mujer; de hecho, en ese momento, ella sintió un hormigueo por todo su cuerpo, el calor subió dentro de ella y, su cuerpo rígido se ablandó lentamente. Luego de ello, Nicholas rozó sus labios con los de ella y, le dijo coquetamente: "Bésame". Al sentir su aliento fresco, Zara sintió como si se hubiera intoxicado y no pudo evitar besarlo impacientemente; sin embargo, su beso fue torpe ya que nunca besó a nadie. De hecho, la noche que durmieron juntos, ella no lo besó, pues fue únicamente él quien la besó en todo momento y ella solo siguió sus labios; por ello, ahora, tras sonreír ante su torpe beso, él le dijo: "Vamos, cariño, déjame enseñarte a besar". Tras decirle ello, Nicholas tomó la delantera y la besó apasionadamente; provocando que, con ese beso tan sensual, Zara sintiera varias mariposas en el estómago.  Luego, deslizó su lengua dentro de su boca y exploró cada centímetro de ella, sus manos acariciaban todo su cuerpo y, tras soltarla después de un beso largo y apasionado, él le dijo con voz ronca: "Déjame decirte algo. Si me obedeces y me complaces, dejaré de ir a ver a todas esas mujeres". A decir verdad, Zara se sorprendió mucho al escuchar ello, y lo quedó mirando con completa incredulidad; pues, no creía que él estuviera hablando en serio.  Sin embargo, en ese momento, recordó claramente las palabras de su madre, donde le dijo que Nicholas dejaría de relacionarse con diferentes mujeres, una vez que se casara; pues, a partir de ahí, él le sería leal a su esposa. Además, después de escuchar ello, el corazón de Zara comenzó a latir aún más rápido y, sobre todo, tuvo la esperanza de algún día poder ganarse el corazón de Nicholas; inclusive, pensó que no solo se podría enamorar de ella, sino que también podía considerar la oportunidad de pasar su vida juntos.  Luego, como aún tenía una ligera duda de sus palabras, Zara le preguntó nerviosamente: "¿Estás diciendo la verdad?". Por su parte, él le acarició la mejilla y respondió: "Sí, querida. Prometo que no me acostaré con ninguna mujer durante este período". Zara se sintió un poco decepcionada al escucharlo mencionar el límite de tiempo de su matrimonio; sin embargo, tenía grandes esperanzas, y ella haría su mejor esfuerzo para ganar su corazón. Luego, antes de que pudiera salir de su trance, él devoró sus labios con avidez y, en un par de minutos, su ropa estaba en el suelo; de hecho, esa fue otra noche loca para ellos. Por un lado, Nicholas no podía dejar de amarla y, por otro, Zara se perdió en el éxtasis una y otra vez. ………….. Al día siguiente, se despertó con el sonido de la alarma, extendió una mano para apagarla y, la otra para encontrar a Nicholas; sin embargo, no sintió a nadie a su lado. Al no poder encontrarlo, Zara abrió los ojos de inmediato y se sentó en la cama para mirar a su alrededor; pero, él no estaba en ninguna parte e hizo que ella se quedara un poco decepcionada. No obstante, tras recordar lo que le dijo la noche anterior, ella se sonrojó y una ligera sonrisa apareció en su rostro.  Justo cuando pensaba en lo que ocurrió entre ellos, Zara escuchó la puerta del baño abrirse y, Nicholas salió repentinamente envuelto con una toalla en la cintura. De hecho, Zara se quedó realmente sorprendida al verlo así, pues, pudo ver con total claridad su pecho ancho y musculoso; además, como esa era la primera vez que lo veía desnudo a la luz del día, ella notó rápidamente el tatuaje de mariposa que tenía en su lado izquierdo del pecho. En realidad, ese tatuaje no era ni pequeño ni grande, pero estaba justo ahí, en su corazón; es más, se había dicho mucho que los tatuajes de mariposa simbolizaban el amor, no obstante, solo era popular entre las mujeres jóvenes. Así que, ahora tenía gran curiosidad de saber por qué se tatuó eso.    "¿Estas intentando seducirme?", preguntó repentinamente el hombre frente a ella, haciendo que Zara saliera inmediatamente de su trance; luego, lo miró fijamente y descubrió que, no solo la estaba mirando con lujuria, sino que también tenía una sonrisa seductora en su rostro.  En ese momento, al verlo así, Zara se dio cuenta rápidamente de que estaba desnuda; así que, con el rostro completamente sonrojada, se apresuró en tirar de la colcha para cubrirse.  Al darse cuenta de lo avergonzada que estaba, él se rió juguetonamente y, acercándose a ella, le dijo: "¿Qué? ¿Qué hay ahí para esconder?". Luego, se sentó a su lado y, envolviendo su brazo alrededor de su cintura, la atrajo hacia él.  A decir verdad, esa pequeña acción hizo que el corazón de Zara se acelerara inmediatamente; así que, solo apretó el edredón contra su pecho y lo miró tímidamente.  Mientras tanto, él se inclinó sobre ella y, le susurró al oído: "Ya he visto cada centímetro de tu cuerpo". Luego, tras terminar de hablar, le mordió el lóbulo de la oreja, haciendo que la cara de Zara se pusiera aún más roja.  De hecho, en ese momento, ella no podía hacer contacto visual con él, así que solo miró hacia abajo, mordiéndose ligeramente el labio; mientras que, tras recordar nuevamente lo que pasó entre ellos la noche anterior, su respiración se hizo un poco inestable. Luego, teniéndola aún cerca de él, Nicholas le susurró nuevamente: "Vamos, ve a darte una ducha. Si te quedas aquí, no dudaré en hacerte mía una vez más; entonces, no me culpes si tu jefe te regaña por llegar tarde a la oficina". Tras escuchar ello, Zara no tardó ni un segundo en levantarse de la cama y correr hacia el baño; mientras que, antes de irse a su habitación, Nicholas no pudo evitar sonreír al ver su acción. Cuando Zara salió de la habitación después de alistarse, ella vio a Nicolás desayunando en el comedor; así que, mientras caminaba hacia él, una ligera sonrisa apareció gradualmente en su rostro.  Por su parte, al verla acercarse, Nicholas le dijo inmediatamente: "Ven. Debemos desayunar". A decir verdad, Zara estaba encantada con todo ello; pues, siempre soñó con una relación donde pudieran comer juntos, charlar alegremente y vivir en paz. Así que, cuando vio a Nicholas hablándole cortésmente y pidiéndole que se uniera a él en el desayuno, ella pensó que su deseo se podía hacer realidad y, sobre todo, que podría tener una vida pacífica junto a él; así que, no dudó en sonreír amistosamente mientras se sentaba frente a él.   A decir verdad, Zara se sintió sumamente impresionada cuando Nicholas escogió rápidamente unas tortitas para ella y le añadió un poco de miel; así que, se apresuró en comerlas tranquilamente. De hecho, cuando se casó con él, ella pensó que su vida sería miserable durante estos dos años; pero, después de notar su cuidado, comenzó a pensar que casarse con él no era nada malo. Además, era por ese motivo que ahora estaba aún más decidida a ganarse su corazón para poder pasar el resto de su vida con él. Sin embargo, después del desayuno, Nicholas le pasó una pastilla blanca y le dijo: "Toma esto". Cuando Zara miró la píldora, su rostro se puso completamente pálido y, de hecho, supuso inmediatamente que esa era la misma píldora anticonceptiva que dejó al día siguiente después de dormir con ella. De hecho, tras esa pequeña acción, todas sus esperanzas se derrumbaron sin piedad y, de hecho, no podía creer que había sido tan ingenua como para pensar que él estaba listo para pasar su vida junto a ella; inclusive, en ese momento, la dulzura que había en su corazón se convirtió en una completa amargura.  Mientras tanto, la expresión de Nicholas también se volvió sombría al ver su expresión herida; así que, se apresuró en levantarse de la silla para decir con frialdad: "Zara, escucha con atención, yo no quiero que, durante estos dos años, nosotros tengamos algún niño; es más, eso también es bueno para ti, ya que al final del plazo, puedes irte libremente sin ninguna atadura. Además, yo no te amo, y nunca me enamoraré de ti; por eso, sé obediente conmigo y mantente como una esposa leal. Si haces eso, yo te trataré bien". Luego, empujó la píldora hacia ella y agregó: "Vamos, tómala". En ese momento, Zara sintió un fuerte dolor en su corazón y, las lágrimas se acumularon inmediatamente en sus ojos; sin embargo, como no estaba dispuesta a llorar por él, ella respiró hondo para tranquilizarse.  Luego, esbozó una sonrisa y, mirándolo fijamente, le dijo: "No se preocupe, presidente Grantham. A mí tampoco me interesa tener un bebé suyo". Tras decir ello, Zara se tomó la pastilla inmediatamente, se bebió un sorbo de agua y, devolviéndole una sonrisa, le dijo: "Sin embargo, no tiene que preocuparse la próxima vez. Yo misma me encargaré de esto".  A decir verdad, después de escucharla, él la miró con el ceño fruncido y, tras ver su mirada inquebrantable, estaba seguro de que hablaba en serio. No obstante, él también sintió un sentimiento un poco extraño; pues, aunque no quería un hijo de ella, se sintió incómodo al ver que ella ni siquiera estaba dispuesta a tener a un hijo de él. Sin embargo, aunque él no quería un hijo de ella, se sintió incómodo al ver que ella ni siquiera estaba dispuesta a tener a un hijo de él; es más, sintió ese mismo dolor que sintió cuando estaba en la boutique. Así que, como Nicholas odiaba ese sentimiento, se dio apresuradamente la vuelta y salió corriendo sin decir una palabra; mientras que, Zara siguió mirando la figura del hombre hasta que se perdió de su vista y, eventualmente, unas gotas de lágrimas rodaron de sus ojos.

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