Capítulo 17

—Paz es una Armendariz, es la hija de Marcelo, —Lucas confesó el secreto que llevaba tanto tiempo ocultando. —¿Q-qué? —tartamudeó Cristian. Marcelo Armendariz era el jefe de la segunda familia más poderosa, los Armendariz, y era el mejor amigo de su padre. Ambos se conocían desde la adolescencia y siempre fueron grandes amigos. —¿Te refieres a esa que tuvo hace veintiún años? —preguntó Cristian, confundido por la noticia que había recibido. —Ella desapareció porque él me obligó a hacerlo, porque no había otra opción, —dijo Lucas. Aquella, era una historia muy conocida entre los Escobar y los Armendariz. La historia en la que Fabián García perdió a su hijo y a su mujer embarazada durante el incendio de su casa, lo cual lo llevó a declararse en guerra. Él les dijo a los hombres de Marcelo y de Lucas quienes no estaban enterados, que le prendieran fuego a su casa, mientras Fabián no estaba enterado de quien se encontraba adentro, pero necesitaba encontrar a alguien a quien culpar y eso fue lo que hizo. Aunque Marcelo y Lucas, ni siquiera estuvieron ahí cuando se dio la orden, todos los responsables fueron castigados, y aún así no fue suficiente. Fabián pensó que se trataba de un plan de ambas familias para acabar con ellos, quienes se sentían amenazadas por su repentino ascenso, y que habían persuadido a las demás familias para que se pusieran en su contra. Mientras que Marcelo y Lucas decididos a detener esta guerra, intentaron razonar con él, quien sólo les dio una opción de 'ojo por ojo'. Entonces les dijo a ambos, que la única manera en que la guerra se detendría sería, que cualquiera de los dos le entregara a su próximo hijo, para que ellos sintieran su mismo dolor. En ese momento, Marcelo y su esposa asumieron toda la responsabilidad, y le pidieron a la familia de Lucas que se mantuviera al margen. Pero lo que nadie más que Lucas, Marcelo y su esposa sabían, era que ésta última estaba esperando gemelos. Por lo que decidieron entregarle a él a su hijo recién nacido, y enviar a su hija recién nacida lejos. Ya que con esto se suponía, que Fabián le habría perdonado la vida al niño, y lo había criado como suyo, mientras que Marcelo temía por su hija, pues Fausto no la podría utilizar, y no saldría con vida. Y luego de no tener ninguna noticia sobre su hijo, o lo que sea que Fabián hubiese hecho con él, los Armendariz estaban agradecidos por haberle permitido a su hija vivir una nueva vida. Y aunque ambas familias estaban resentidas con éste, sabían que juntos eran más fuertes por lo que aprendieron de sus errores del pasado, y no deseaban iniciar una guerra innecesaria. Lucas sospechó por primera vez sobre la verdadera identidad de Paz cuando descubrió a cerca de su infancia, pues fue él quien le puso ese nombre, antes de entregarla cuando aún era una bebé. Sabía que lo mejor sería no interferir, pero no podía evitar sentirse culpable de que Paz hubiese tenido que luchar durante toda su vida, mientras que sus hijas, quienes nacieron tres años más tarde, sólo se preocupaban por qué bolso de marca se iban a comprar. Paz había rechazado todos los trabajos que él le había ofrecido, al igual que todos los cheques que le daba, sabiendo que no podía hacer nada al respecto. Si bien trabajar en el club no era lo que él quería para ella, era la única manera en la que al menos sabía que tenía un empleo. Su intención era ganarse su confianza, hasta que pudiera convencerla de que se dedicara a otra cosa, pero lo que nunca imaginó fue que Cristian la embarazaría. —Su identidad aún está oculta, así que no sé en qué nos afecta. El bebé no se irá a ninguna lado. —le dijo Cristian a Lucas. Ni siquiera Cristian esperaba vivir por su futuro hijo de la forma en la que lo hizo, pero como ya había sucedido, ahora lo afrontaría de la mejor manera. —Hijo, si yo descubrí su identidad tan rápido, seguramente los demás también... —¡Porque fuiste tú quien la puso ahí! —gritó Cristian, sin ganas de seguir discutiendo. —Cristian, tú eres un chico inteligente así que escúchame. ¿Qué crees que sucederá si no sólo se descubre la identidad de Paz, sino el hecho de que está esperando un hijo que llevará los apellidos Escobar y Armendariz? Todas las familias se pondrán en nuestra contra por mentirles, y Fabián comenzará una guerra en nuestra contra por haberlo engañado. —explicó Lucas de la manera más calmada que pudo. —Piensa en todas las vidas que perderíamos. A nuestra familia, a los Armendariz, hombres inocentes... A ese bebé que tan desesperadamente estás tratando de salvar, a Paz... Así que dime, ¿valoras más la vida de un bebé o la vida de cientos de niños? —Cristian apretó los puños intentando ignorar las palabras de su padre, pero no pudo pues sabía que él tenía razón. —Cristian, no puedo obligarte a hacer nada que no quieras, pero te elegí a ti para ser mi heredero porque siempre piensas con la cabeza. No me decepciones. —suplicó Lucas. Y Cristian suavizó su mirada al escuchar la palabra 'decepción', pues sabía que alguien saldría herido de una manera u otra. —Papá, le hice una promesa a Paz. —Cristian intentaba hacer entrar en razón a su padre, pero a éste no le importó. Pues a él no sólo le importaba la vida de Paz, sino también la de su propia familia y sabía que era necesario hacer sacrificios. —¡Me importa un c*rajo! Hazle un cheque y dile que se vaya o que aborte al bebé, pero tú no puedes involucrarte en nada de eso. ¡Nadie te dijo que la embarazaras así que no voy a hacer esto contigo! —finalmente Lucas explotó, golpeando la mesa con el puño, haciendo que Cristian se estremeciera. Por muy mal carácter que Lucas tuviera, jamás les gritaba a sus hijos, y con eso Cristian se dio cuenta de la gravedad de la situación y que por nada del mundo su padre estaría dispuesto a sacrificar más de cien vidas. Aunque Cristian estaba dispuesto a proteger al bebé con su propia vida, sabía que esto no solo lo involucraba a él, sino tambien a su familia. Entonces se levantó de la silla, y fulminó a su padre con la mirada antes de marcharse, pero se detuvo al escuchar la voz calmada de Lucas. —Creo que puedes lidiar con las lágrimas de Paz, pero un cobarde como tú no podrá lidiar con un asesinato colectivo. Si realmente eres mi hijo, harás lo correcto no sólo para ti, sino para todos nosotros.