Webfic
Open the Webfic App to read more wonderful content

Capítulo 5

Apenas Sofía firmó y se disponía a irse, un grupo de periodistas irrumpió en el pasillo del hospital. Los micrófonos se alzaron y las preguntas llovieron, directas y agresivas. —Señorita Sofía, su esposo está donándole piel a Elisa. ¿No siente celos, tristeza? ¿O se calla por dinero? —¿Piensan seguir viviendo así, compartiendo al mismo hombre? ¿Quién es la esposa legítima y quién la segunda? ¿A quién llamará madre el niño? Las luces de las cámaras le golpeaban el rostro. Por un instante sintió fastidio, pero enseguida recuperó la compostura: —Deberían preguntarles a Gabriel y a Elisa, no a mí. Apenas lo dijo, uno de los reporteros, con aire burlón, alzó la voz: —Si tu hermana no hubiera tenido un hijo, ya estarías fuera de esa casa. Finge ser altiva frente a las cámaras, pero seguro en privado te arrastras para ganarte el favor de Elisa. Sofía entornó los ojos y sonrió con calma. Dio dos pasos hacia él y tomó el micrófono con elegancia. —Según tú, ¿debería agradecerle a la amante? ¿Debería adularla? Dígame, ¿por qué? ¿Por no poder tener hijos merezco desprecio? —¿Ser infértil me condena a aceptar la traición de un esposo? No buscaba justificarse ni defenderse, sino devolver las preguntas para que los demás reflexionaran. El periodista se quedó mudo y luego soltó con arrogancia: —Las mujeres nacieron para tener hijos. Una esposa estéril debería agradecer que su marido no la echara. Le hacemos un favor entrevistándola, así que no se haga la importante. Cada frase era más ofensiva que la anterior. Sofía no vaciló. Levantó el micrófono y se lo arrojó al rostro. El hombre gritó de dolor y se cubrió la cara. Ella sacó dinero de su cartera y lo dejó caer frente a él: —Aquí tienes para el tratamiento. Compra pegamento y cierra la boca. Ante las miradas atónitas del resto, Sofía se acomodó el cabello y le indicó a una reportera que iniciara una transmisión en vivo. Cuando la cámara se encendió, habló con voz firme: —Sé que todos sienten curiosidad por mi matrimonio y por el niño. Sé también que algunos me miran con compasión y otros con desprecio. —La gente suele creer que solo quien tiene un hijo puede considerarse completa. Pero para mí, ni el matrimonio ni la maternidad lo son todo. He ganado premios importantes de fotoperiodismo. Mi carrera será lo que encabece mi obituario. Todo lo demás no tiene importancia. —Les pido que dejen de especular sobre mi vida personal y empiecen a mirar los logros, los míos y los de todas las mujeres. Que dejen de medirnos por nuestra capacidad de dar vida. Un rayo de sol entró por la ventana y se posó sobre su rostro. En la pantalla, Sofía aparecía luminosa, segura, poderosa. Entre aplausos y admiración, salió del hospital con paso sereno. Con esa aparición, había roto para siempre la etiqueta de esposa de un rico y se convirtió en un símbolo para muchas mujeres. Mientras tanto, Elisa acababa de salir del quirófano. Planeaba aprovechar el momento para presumir cuánto la amaba Gabriel. Pero al encender el teléfono, la pantalla estaba llena de la transmisión de Sofía. Su expresión se deformó. La piel recién injertada del rostro se contrajo, desigual. —Yo soy la verdadera mujer afortunada. Desde niñas, Sofía solo destacaba en los estudios; en todo lo demás siempre fui mejor. Todos deberían admirarme, incluso Gabriel. Sonrió con un brillo de locura y empujó el espejo del velador. El cristal estalló en pedazos. Tomó uno de los fragmentos más afilados y, sin dudar, se cortó la mejilla. La sangre comenzó a correr. Con la mano manchada, corrió tambaleante hacia la habitación de Gabriel. —Gabriel. —Se dejó caer a su lado, mostrando la herida abierta. Gabriel se incorporó alarmado: —¿Qué te pasó? ¿Por qué estás sangrando así? Elisa lloraba, bajando la cabeza, fingiendo no atreverse a hablar. Solo cuando él insistió una y otra vez, respondió entrecortada: —Fue mi hermana. Está celosa porque quisiste donarme piel. Me cortó la cara. —Además, en su transmisión me llamó amante. Ahora todos en internet me insultan. No sé qué hacer. Tengo miedo.

© Webfic, All rights reserved

DIANZHONG TECHNOLOGY SINGAPORE PTE. LTD.