Capítulo 22

—¿Qué? —Salvador se giró de manera instintiva. Andrea dijo: —Si algún día Julia y yo nos cayéramos al agua al mismo tiempo, ¿a quién salvarías primero? Salvador frunció el ceño: —¿No tienes nada mejor que hacer? Si la vida de una señora de clase alta te parece tan aburrida, ve a ayudar en la empresa... De repente, pensó que ella llevaba años sin trabajar. Si ahora regresaba al entorno laboral, probablemente hasta un becario sería más competente que ella. Entonces añadió: —Si estás aburrida, le pediré a Iván que te consiga un puesto sin muchas responsabilidades, así dejas de... Andrea lo interrumpió: —¿Por qué no respondes a la pregunta? —¿No somos esposos legales? —En una situación como esta, ¿no deberías elegir sin dudar a tu esposa? Salvador frunció aún más el entrecejo, la impaciencia se le notaba en el rostro y su voz sonó profunda y tensa: —¡Ya basta! —¿No quieres decirme la respuesta correcta? —Andrea sonrió. Sus labios sonreían, pero sus ojos lloraban. Mirando el perfil apuesto