Capítulo 23

Andrea caminaba sola por el camino de regreso a casa. Alzó la cabeza para mirar el cielo y finalmente soltó un largo suspiro. Cuando tenía poco más de diez años, creía que si dos personas se amaban lo suficiente, podrían estar juntas para siempre y ser felices toda la vida. Pensaba que el amor verdadero podía superar cualquier dificultad. Pero la realidad le había restregado en la cara la verdad. ¿Por qué en los cuentos de hadas, las que consiguen el amor eterno siempre son las princesas, y no las reinas? Tal vez, cada reina alguna vez fue una princesa adorada con locura. Solo que el príncipe se convirtió en rey, y con él también cambió ese corazón ardiente. Aquellos recuerdos dulces que alguna vez estuvieron grabados a fuego en su memoria, ahora no le provocaban más que un frío que calaba hasta los huesos. Como en las novelas escolares, donde el final siempre mostraba a los protagonistas juntos y felices, casándose. ¿Pero qué pasaba después del matrimonio? ¿Un año después de casados,