Capítulo 39 En mi corazón no tienes ese peso
—¿De verdad vas a darle la patente a Diego? —Sara se sorprendió al enterarse de las condiciones del divorcio de Julia.
—Que le dé la patente no significa que pueda usarla —respondió Julia—. Mis cosas no son tan fáciles de manejar.
Al escuchar esto, Sara entendió de inmediato que Julia tenía una carta bajo la manga, y su expresión se relajó. —¿Y tú? En el divorcio, ¿qué le pediste a Diego?
—Le pedí ciento cincuenta y tres mil dólares —dijo Julia.
Esa había sido la condición que Julia le planteó a Diego antes de salir de la villa.
—¿Qué? ¿Solo ciento cincuenta y tres mil dólares? —Sara se quedó boquiabierta—. ¡Si tú ayudaste a Diego a llevar la empresa hasta la bolsa, lo lógico es que en el divorcio recibieras la mitad de los bienes!
—Compañía Río Verde ahora mismo atraviesa una crisis de liquidez. Todo su efectivo lo invirtió en la empresa, y sus bienes inmuebles están hipotecados en el banco. Es cierto que tiene acciones, pero esas acciones no podrán liberarse hasta dentro de tres años

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