Capítulo 86 Él obedeció dócilmente sus palabras
—¿Y eso qué? —dijo Julia con frialdad.
Julia no era una persona curiosa por naturaleza, así que desde el principio, cuando Bruno le dijo que no debía entrar en esa habitación, jamás sintió el impulso de descubrir qué había dentro.
Al fin y al cabo, era la intimidad de otra persona.
El rostro de Valeria se ensombreció, como si hubiera lanzado un golpe brutal esperando ver en Julia una expresión de desconsuelo, impotencia o dolor, pero Julia no mostró el menor interés. Ese golpe, en cambio, se sintió como si hubiera sido dado contra algodón.
—Julia, ¿aún no entiendes lo que significa? Esto demuestra que solo yo soy especial para Bruno, que solo yo conozco sus secretos. Incluso si rompo sus prohibiciones, él siempre me perdonará —dijo Valeria con el mentón en alto, llena de orgullo.
Julia no tenía la menor intención de prestarle atención y dio un paso para marcharse.
Valeria, reacia a perder, se interpuso y continuó: —Tú no entiendes nada de Bruno. No has visto su lado cruel y despiadado,

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