Capítulo 58

Federico aún logró alcanzarlos antes de que Salvador subiera al auto. Se esforzaba por mantener el equilibrio al caminar, pero seguía algo tambaleante. —Señor Salvador. El llamado quiso rozar con volverse un grito. Salvador se detuvo y giró la cabeza para mirarlo. Federico se acercó hasta quedar frente a él, extendiendo la mano. Su expresión ya no era tan arrogante como cuando se dirigía a los socios comerciales. —Señor Salvador, quizá usted no lo sepa, pero Josefina ha estado ocupada estos días preparando nuestra boda. Por eso, casi no ha estado en la empresa. —Mañana vendré yo personalmente a firmar el contrato. De ahora en adelante, cualquier asunto relacionado con la Compañía Viento del Este puede tratarlo directamente conmigo. Mientras hablaba, Federico sacó su celular con la intención de agregar el contacto de Salvador. Salvador se mantuvo inmóvil frente a él, en marcado contraste con el tambaleante estado de Federico. —Señor Federico, usted ha bebido demasiado. Hablemos de traba