Capítulo 16
Alguien murmuró: —Tu esposa se cayó al agua, pero esta señorita dijo que estaba actuando... aunque justo ahora parece que se hundió... no sabemos si sigue fingiendo o si es en serio...
Al escuchar esto, el rostro de Alejandro cambió por completo. Sin siquiera quitarse el saco, se lanzó al agua y sacó a la persona del fondo.
Catalina estaba tan pálida como una hoja, con los ojos cerrados y sin el menor rastro de vida.
Al ver la escena, todos guardaron un silencio sepulcral.
Alejandro se inclinó para comprobar si Catalina respiraba, y de inmediato comenzó a hacerle maniobras de reanimación.
Pasaron unos minutos antes de que Catalina tosiera con fuerza, expulsando gran cantidad de agua. Solo entonces la tensión del ambiente comenzó a aliviarse ligeramente.
Catalina entreabrió los ojos con dificultad. En medio de su visión borrosa, distinguió un rostro masculino, atractivo y conocido.
—¿Catalina, estás bien?
Los labios de Catalina se movieron levemente, pero en seguida volvió a toser varia

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