Capítulo 28
Por supuesto, esto no significaba que Valentina actuara por lealtad.
Sino que, con esta acción, Valentina dejaba claro que, si ella lo deseaba, Florencia... no valía absolutamente nada.
Catalina esbozó una leve sonrisa. —Señorita Valentina, me está acusando injustamente. Yo no hice nada.
Al ver que Catalina no lo admitía, Florencia estalló de furia.
Señalándola con el dedo, le gritó: —¿Crees que estoy ciega? ¡Fuiste tú la que trajo a varias perras y me encerraron en el baño...!
Florencia volvió a relatar lo que le había sucedido.
Aunque Valentina ya lo había escuchado una vez, al oírlo de nuevo no pudo evitar sentir un profundo asco físico.
Al terminar su relato, se volvió hacia Alejandro para quejarse.
—¡Alejandro, esta mujer es verdaderamente malvada! ¡No puedes dejarla impune!
Conteniendo las náuseas, Valentina le dijo a Catalina: —Señorita Catalina, si tiene algún problema conmigo, afróntele directamente. Florencia no tiene nada que ver.
Catalina mostró una expresión de resignación

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