Capítulo 46
Primero fue Pedro quien se encargó de burlarse sin piedad de Alejandro, y luego, la noticia sobre ella y Valentina...
Alejandro seguramente iba a tener una buena temporada de caos.
Ingresó la clave y Alejandro entró a la casa.
Catalina notó que la contraseña seguía sin cambiarse.
Claro, tal vez era la primera vez que él volvía desde la última vez, por eso no la había modificado.
La decoración del interior seguía exactamente igual; todo estaba tal y como ella lo había dejado.
Catalina no llevaba mucho tiempo fuera de esa casa, pero, de pronto, le resultó extrañamente ajena.
Y eso que había vivido allí por poco menos de tres años.
Los recuerdos de humillaciones pasadas, el dolor y la desesperación le cruzaron por la mente como un golpe seco. Catalina sintió que le faltaba el aire y que el pecho le pesaba.
Habló con frialdad: —¿Qué es lo que quieres decirme? Habla claro. Por cierto...
Lo miró de frente, contemplando ese rostro apuesto y arrogante. —Espero que esta vez, señor Alejandro, ha

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