Capítulo 63
Mirando el teléfono que ahora solo emitía un tono sordo, la mirada de Catalina se volvió profunda y sombría.
Incluso su asistente personal la trataba con esa actitud.
Resultaba fácil imaginar cuán difícil sería asumir el control de la filial del Grupo Solara sin revelar su verdadera identidad.
Qué sociedad tan cruda y despiadada.
Al bajar del ascensor y apenas entrar al pasillo que conducía a la sala de reuniones, Catalina vio a Rosa acercarse con paso firme y gesto desafiante.
—¡Señorita Catalina! ¿Cómo es que regresa tan tarde? ¡El señor Alejandro ya está aquí! —Su rostro mostraba clara molestia, y sus palabras cayeron como una lluvia de reproches.
Catalina echó un vistazo al reloj. —Si no me equivoco, aún faltan cinco minutos para que inicie la reunión. No estoy retrasada.
La expresión de Rosa se endureció, su mirada reflejaba desprecio.
—¿Usted no sabe que llegar con anticipación es una muestra básica de profesionalismo y cortesía?
La mirada de Catalina se tornó fría. —¿Está intent

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