Capítulo 44 Carolina y Gonzalo
—Vaya, qué valiente. Entonces te esperaré. —Aplaudió Susana.
Carolina bufó con frialdad y se marchó apresuradamente.
Después de aquel episodio, Carolina aprendió la lección: no bastaba con maquillarse. Así que, al regresar, buscó la manera de provocarse una reacción alérgica real en la cara.
Al mirarse al espejo y ver su cara cubierta de manchas rojas, se sintió incómoda. Sin embargo, al pensar en la enorme suma que pronto obtendría, todo malestar se disipó. Incluso quedó con unas amigas para salir a un bar esa noche.
Al anochecer.
Susana estaba concentrada en investigar los proyectos de la licitación cuando, de repente, recibió una llamada de Beatriz. —¡Ah, Susana, ven rápido! ¡Acabo de ver a esa mujer despreciable!
—¿Quién?
—¡Carolina!
La voz de Beatriz rebosaba de ira, como si estuviera a punto de lanzarse a pelear. Susana se alarmó y le pidió con urgencia: —Beatriz, cálmate, voy enseguida.
Temía que, si no llegaba a tiempo, Beatriz realmente se liaría a golpes con Carolina.
Quince

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