Capítulo 61
Cuando desperté, Kieran ya no estaba.
Me aseé para luego pasearme un poco por el vestidor.
Al salir de su villa, cargaba con una valija llena de todas las ballerinas que me compró.
Lo que hacía con el resto de los vestidos, bolsos, y perfumes no era de mi incumbencia.
No recordaba con exactitud el día que dejé de usar tacones.
Pero sí lo tremendamente difícil que era volver a usarlas luego de acostumbrarme a la comodidad de las suaves ballerinas.
Como decía el dicho: “Después de todo, cada quién sabe dónde le aprieta el zapato”.
Pensé que los matrimonios eran iguales.
Porque cuando mi divorcio se hizo público, una marea de llamadas de parte de amigos y conocidos se me vino encima.
La mayoría expresaba su lamento e incredulidad.
“¿Qué sucedió? ¡Landon es un gran hombre!”.
Luego de que Rainey y Shannon plantaran la idea, fue fácil que todos quedaran con la impresión de que el divorcio era culpa mía.
No me quedó de otra que apagar mi teléfono para esquivar la avalancha de llamadas.
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