Capítulo 64
Agarré el mapa ejerciendo tanta fuerza que mis nudillos palidecieron.
Ya no fui capaz de contener el llanto.
“Este es el lugar en el que mi padre está enterrado… ¿Qué clase de monstruo eres? ¡Era tu hermano!”, reclamé.
“Y tú eres su hija, así que sería tu responsabilidad asegurarte de que siga descansando en paz”, replicó.
Reclinándose en el sillón, me miró con desdén.
“Si no lo quieres, se lo venderé a alguna constructora. Tal vez puedan hacer un parque de alpinismo”.
“Tienes dos minutos para pensarlo”, ultimó tocando su reloj. “El tiempo corre”.
Luego, sonrió con amabilidad.
Ella sabía que me había acorralado.
Volví a la idea de romper la jarra de agua.
O tal vez usar el cuchillo de frutas…
De seguro seguía en algún lugar del suelo.
En el juicio por asesinat*, podría alegar algún problema mental.
Y sería un reclamo justo, ya que estaba al borde de la locura.
Giré la cabeza y miré a Nessa, que parecía perdida en un estupor catatónico.
Cerrando los ojos, respiré hondo unas cuantas vece

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