Capítulo 23
Pero la venganza de Amelia no terminaba ahí. En la asamblea general de todos los empleados del grupo, Amelia se sentó en el lugar principal, tamborileando los dedos sobre la mesa.
—Hoy tenemos una sección especial.—anunció despacio, sonriéndole a la audiencia.—Démosle la bienvenida al jefe Xavier, para que nos lea...un modelo de redacción comercial.
Xavier estaba silencioso de pie en un rincón, con el rostro pálido como la cera.
Sostenía con fuerza un fajo de hojas amarillentas: eran las cartas de amor que él, con dieciocho años, había escrito para Amelia; cada página reflejaba las promesas más sinceras de su juventud.
—Lee.—susurró Amelia con suavidad.—para que todos puedan aprender de la prosa del jefe Xavier.
En la sala reinaba un silencio sepulcral.
La punta de los dedos de Xavier temblaba sin cesar, pero aun así abrió la primera página.
—Amie, hoy te vi con un vestido blanco y mi corazón latía tan rápido que pensé que iba a morirme...
Su voz era seca; al llegar a la tercera página

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