Capítulo 23
Incontables fotos, como una pesadilla, seguían rondando ante los ojos de Julio. Incluso al cerrar los ojos, aquellas imágenes no dejaban de perseguirlo una y otra vez.
Después de mucho tiempo, consumido por la culpa, no dejaba de pedir perdón una y otra vez:
—Lo lamento mucho, Silvia...
Pero no importaba cuántas veces se disculpara, aquel tormento nunca terminaba.
Julio, empapado en sudor frío, recorría la habitación de un lado a otro, inquieto y desorientado.
Con gran esfuerzo, logró encontrar el baño y, una vez dentro, solo sentía un profundo asco hacia sí mismo.
Abrió el agua caliente al máximo y empezó a frotarse el cuerpo una y otra vez.
—Silvia, yo no estoy sucio, nunca volveré a tocar a nadie más que a ti.
Julio murmuraba, completamente fuera de sí.
Sin saber cuándo acabaría aquel sufrimiento.
Cuando finalmente lo dejaron salir, su mirada estaba vacía y su cuerpo entero transmitía abatimiento.
Los transeúntes en la calle le dirigían miradas extrañas.
Pero él ni siquiera les pres

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