Capítulo 11
Nancy expresó sus intenciones.
—Mari, ¿sigues interesada en la idea de abrir el estudio que mencionaste antes? ¿Quieres intentarlo?
Al otro lado del teléfono hubo un momento de silencio, luego exclamó:
—Nancy, no estarás bromeando conmigo, ¿verdad?
Ella, por el tono, supo que había acertado en su apuesta.
—Hablamos en persona.
—Café Sol y Sombra, te espero.
Mariana, como si temiera que Nancy cambiara de opinión, colgó.
Y pronto le envió la dirección del café por Instagram.
Al ver que el consumo promedio por persona era de doscientos cincuenta dólares, Nancy arrugó un poco la cara.
Todavía no se acostumbraba a esa forma de consumo entre los hijos de familias adineradas.
Justo cuando se disponía a apagar el teléfono para cambiarse de ropa, vio una decena de llamadas bloqueadas.
Ella había bloqueado a José.
Todas las llamadas eran tratadas como spam.
Nancy dejó el teléfono a un lado sin intención de responder.
Su trabajo en Grupo Viresta no tenía importancia, no necesitaba hacer ninguna e

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