Capítulo 25
Los labios se curvaron. La voz era dulce, pero las palabras fueron filosas.
—¿Qué pasa?
—¿Estás... insatisfecho? Como las manos tan nobles de Julia, se quemaron, ¿ya no puede complacerte en la cama?, por eso se te ocurrió buscarme para hacer su trabajo?
Ella sintió que el cuerpo de José frente a ella se tensó.
Observó su cara que, a simple vista, se oscureció.
La satisfacción en el corazón de Nancy creció como una enredadera que invadía todo su cuerpo.
Ella sonrió aún más radiante, aún más descarada.
—Parece que, la última vez que te até, te di una pequeña lección que no fue suficiente.
—¿Quieres que la repasemos esta noche?
—Pero esta vez, no puedo garantizar que no te deje algunas "marcas" más.
Al terminar, el brillo coqueto en sus ojos desapareció, quedando solo un frío desprecio infinito.
Con fuerza, sacudió su mano.
Ese movimiento usó toda la fuerza de su cuerpo. También arrojó lejos la última huella de apego que tenía en el corazón.
Se dio la vuelta con desenfado y se fue sin mir

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