Capítulo 13
Después de colgar, Federico llamó a su asistente, Martín Escobar. —Averigua qué le pasó hoy a Gisela.
Cuando ella llamó, él notó que su estado de ánimo no era normal.
—Sí, señor Federico.
Federico añadió: —Mañana a las diez de la mañana ve a la Universidad de Venturis a recoger a Gisela. Usa tu auto.
Martín se preguntó por qué el presidente especificaba que debía usar su auto.
Pero no era asunto suyo preguntar. Le pagaban para hacer su trabajo, y lo que no debía saber, mejor no lo sabía.
—De acuerdo, señor Federico. Estaré allí puntualmente.
Al colgar, Federico se quedó de pie frente al ventanal, con expresión aturdida, como si aún no hubiera reaccionado.
Hace unos instantes, Gisela le había dicho por teléfono que estaba dispuesta a casarse con él.
Aunque había sido él quien propuso el matrimonio, jamás había imaginado lo que sentiría si ella realmente aceptaba.
No se atrevía ni a pensarlo.
Ella realmente había aceptado casarse con él.
¿Era un sueño?
Federico abrió la puerta del balcón

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