Capítulo 20
—¿Todavía está en pie lo que dijimos de visitar a nuestros padres en las vacaciones de invierno?
Gisela respondió con indiferencia: —Claro.
—Entonces elige una fecha, ¿qué día exactamente?
Gisela apretó los labios. —El quinto día después de Navidad.
Felipe sonrió. —Bien, así será. Prepararé muy bien los regalos para que tu madre esté dispuesta a confiarte a mí.
Gisela curvó apenas los labios. —Hmm.
Felipe, Felipe... ¿cómo puedes decir eso sin reírte?
Engáñame a mí si quieres... pero no te engañes a ti mismo.
Apenas Gisela se dio la vuelta, su sonrisa se borró. Sus ojos se volvieron fríos como hielo.
Felipe observó su silueta mientras se alejaba, y una inquietud extraña se instaló en su pecho.
No sabía si era solo su imaginación, pero Gisela ya no parecía quererlo tanto como antes.
¿Estaría... cansándose de él?
Solo de pensarlo, el pánico lo atravesó como una corriente helada.
En los últimos días, ella le había dicho que su madre estaba enferma, y él no había ido ni una sola vez.
Ella t

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