Capítulo 29
El cielo había oscurecido por completo y el pasillo del hospital brillaba bajo una iluminación blanca y uniforme.
En los ojos de Federico se acumulaba un tono frío y profundo. Su voz, grave y serena, vibró en el aire: —No hace falta.
Sofía frunció los labios, resignada. —Ya sabía que dirías que no. Daniela Herrera era buena, claro, pero ya lo superaste hace años... deberías pasar página.
Gisela, que acababa de abrir la puerta para ir al baño, escuchó esa frase por accidente. Sus pasos se detuvieron sin querer.
Federico levantó la mirada y la vio.
Sofía también la notó. —¿Tan rápido, Gise? ¿No quieres quedarte un poquito más con tu mamá?
Gisela evitó la mirada de Federico; se sintió extrañamente culpable, aunque no hubiera hecho nada malo.
—Voy al baño —respondió con normalidad.
—Ah, vale.
Pasó por delante de Federico sin mirarlo.
Él siguió con la mirada su silueta esbelta alejarse por el pasillo, mientras una sombra oscura cruzaba sus ojos.
...
Gisela acompañó a Valeria un rato más. Cu

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