—¿Qué te pasa? —El rostro de Mónica cambió de golpe—. ¿Ayer se acaban de comprometer y hoy ya quieres romper?
Adriana se quedó pálida; sus ojos, llenos de asombro y agravio, permanecieron fijos en Felipe sin decir una palabra.
Felipe mantenía el rostro helado. —El compromiso no fue algo que yo aceptara de buena gana. Ya encontré a Gise. La única persona que quería tomar por esposa era ella.
—Esto no depende de ti. —La actitud de Mónica fue tajante—. Será mejor que tires esa idea a la basura. Tú y Adriana ya estaban comprometidos. La nuera de la familia Hernández solo podía ser ella.
Felipe dijo sin dudar: —Entonces no sería más el hijo de la familia Hernández.
—¡Atrévete! —Mónica se enfadó.
Adriana preguntó de pronto: —¿Así que anoche bebiste hasta tener una hemorragia estomacal por culpa de Gisela?
Felipe tensó el rostro y no respondió.
Lo admitía por defecto.
La mirada afilada de Mónica se volvió hacia él. —¿Esa mujer vino a Miraflores? ¿Volvió a enredarse contigo?
—Fui yo quien la h