Capítulo 81
Gisela llegó a su puesto aún algo aturdida.
El día anterior su madre le había preguntado por lo de ella y Federico, y ella seguía preocupada porque los padres de Federico no estuvieran de acuerdo con que estuvieran juntos.
No esperaba que ellos regresaran tan temprano esta mañana, y mucho menos que los vieran a ella y a Federico besándose.
Ay, por favor.
Ser vista besándose por los mayores era realmente muy embarazoso y vergonzoso.
Era de esas cosas que, cada vez que uno lo recordaba, volvía a sentir una vergüenza inmensa.
A Gisela se le tiñeron las mejillas de rojo.
Rocío giró la cabeza para mirarla y preguntó con sospecha: —¿Eh? Gisela, ¿por qué tienes la cara tan roja?
—No es nada. —Gisela cambió de tema rápidamente—. Hoy tengo muchísimas cosas que hacer, tengo que empezar ya; si no, voy a tener que hacer horas extra.
Rocío tampoco pensó mucho y siguió el hilo de sus palabras: —Sí, acaba de terminar el primer trimestre, realmente hay mucho trabajo por hacer; el lunes que viene aún t

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