Capítulo 33
El año pasado, ella aprovechó el auge de las transmisiones en vivo y, en tan solo un año, ganó lo suficiente para comprarse una casa. Este año ha sido un poco más tranquilo: solo gana unos cien mil al mes, pero para la gente común, eso sigue siendo un salario astronómico.
Amelia llevaba hoy un conjunto muy sencillo, confeccionado completamente con seda natural: ligero y elegante.
Lorena, en cambio, vestía con modestia; todo lo que llevaba puesto no superaba los doscientos dólares.
Apenas Amelia se sentó, su expresión se ensombreció. —¿No dijo Salvador que en la Villa Nube Serena tienes toda una habitación llena de ropa, bolsos y joyas? ¿Por qué nunca te los pones?
Lorena bajó la mirada hacia el café que sostenía entre las manos, lo removió un par de veces y, con las pestañas bajas, respondió.
—¿Cuándo te lo dijo Salvador?
El semblante de Amelia cambió ligeramente, dejando ver su fastidio. —Hace unos dos años. Desde que te casaste con él, rompiste conmigo. Las dos somos muy tercas y nin

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