Capítulo 44
Pedro tomó el contrato y se puso de pie; después de intercambiar unas palabras de cortesía, ambos se despidieron.
Lorena seguía conduciendo delante y, justo cuando estaba por llegar al hospital, vio a Regina esperándolos afuera.
Pedro sintió de inmediato una oleada de irritación. No bajó del auto y ordenó: —Ve al estacionamiento subterráneo.
Lorena giró rápidamente el volante y llevó el auto al aparcamiento subterráneo.
Mientras tanto, Regina continuaba esperando en el vestíbulo, como una cazadora al acecho. Al ver a tantas chicas jóvenes y bonitas entrar y salir de la empresa, se descompuso por completo. Empezó a destrozar cosas en el hall principal, convencida de que todas intentaban seducir a Pedro. En su mente, todas esas mujeres merecían morir. ¿Por qué tienen que trabajar en la misma empresa que Pedro?, gritaba con furia.
Varias de las chicas que pasaban fueron incluso sujetadas por Regina, quien les propinó violentas bofetadas.
—¡Pedro! ¿Así es como me tratas? ¿Sabes que nuestro

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