Capítulo 48
Antes, la relación entre ambos era buena, pero desde que Salvador se casó con Lorena, Marco casi nunca había vuelto a asistir a ese tipo de reuniones entre amigos. Incluso cuando coincidían en el ámbito de los negocios, apenas se saludaban con un leve asentimiento.
La causa de esa distancia no era otra que Lorena, y precisamente Salvador había tenido la mala suerte de llevársela a casa como esposa.
Nadie entendía qué pasaba por su cabeza.
Salvador se levantó, sacó un cigarrillo y dijo con tono indiferente: —Voy a tomar un poco de aire.
—Salvador, en un rato llegará la señorita Daniela. Si no te ve otra vez, empezará a preguntar por ti. ¡Vuelve pronto!
—Ajá.
Respondió distraídamente, encendiendo un cigarrillo mientras se dirigía hacia el pasillo.
En ese momento, Lorena ya había despertado. Le dolía la cabeza, y obligándose a mantenerse en pie, vio a varios hombres jugando a las cartas frente a ella. El olor a alcohol impregnaba la habitación, tan fuerte que le provocaba náuseas.
Se leva

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